lunes, 7 de febrero de 2011

YO TAMBIÉN SOY UNA MIERDA FRUTO DEL CAPITALISMO Y ESTOY HASTA LOS HUEVOS DE SERLO


Lo he dicho muchas veces, no me canso de repetirlo, somos mierda, somos basura, sí, tan repulsivo como suena, pero hemos de admitirlo, somos mierda ambulante. La mierda que deambula de un lado a otro, y que como figuras de ajedrez, una a una van cayendo, unas vienen, otras se van. Por el dinero, el dinero rige nuestras vidas, nuestras putas vidas.

Aspiramos a tener un super coche, a vestir con elegancia y a ser los más chulos e ir presumiendo en las discotecas de lo gilipollas que somos. Nuestras camisas a raya, nuestros jerseicitos, nuestros vaqueros rotos como si fuéramos ¿rebeldes? Camisas por fuera, zapatillas rotas,¡joder, pues si que somos rebeldes!,¿pero sabes qué?, que somos una puta mierda, basura que cree estar descontrolada cuando en realidad es una artimaña del capitalismo para emanciparnos cuanto antes de la utopía de la revolución. Y para ello nos capitalizan la revolución, nos venden la imagen de revolucionarios, no hacemos la revolución, pagamos por ella. Y al final nuestros culos terminarán por ser culos pegados a una silla o culos helados en la cola del paro. Siempre achacaremos la culpa a nuestros políticos, siempre, pero no nos damos cuenta de que la culpa es nuestra, de que nosotros somos la mierda, la mierda que trabaja-consume-trabaja y se muere en sepelios orquestados por el puto capitalismo. ¿Para eso vale mi vida, para consumir y tener un sepelio orquestado por el capitalismo?, para eso más sencillo, me emborracho y me pego un tiro en la cabeza, o más práctico, cojo y me tiro a la carretera para que me atropellen y mi sangre tiña de rojo las vías que conducen a la esclavitud, como una llamarada en mitad de un río gris, sin vida, solo esclavitud. Y así digo al mundo: ¡Que te jodan, vete a la mierda tu y los demás!

Ahora surgen fachas,peperos, casposos, liberales, conservadores, sionistas y centristas, las siete plagas de Egypto. La mierda ambulante no es menos y les apoya, a sus fieles les lanzan billetes, ellos felices les dan las gracias, se arrodillan ante un puto billete, y les dan las gracias, a estos desgraciados que van con traje y corbata, o con jersey y flequillo con su rallita, en definitiva, pijos de mierda, pero de mierda mierda,pura cosecha del capitalismo. Y encima van de pretenciosos dando lecciones,¿se puede aguantar más?, yo no creo porque no creo en nada la verdad, soy una mierda más del montón, pero me rebelo, me rebelo por luchar contra estos esclavos, por hallar ese equilibrio entre "mi locura" y la locura de los demás llamada cordura. En un mundo hecho por locos solo puede haber salvación para los que locos realmente están.

Por eso, hemos de ser anarquistas, rebelarnos en el sentido de hacer del estado un estado de anarquía como proceso canalizador para destruirlo. Crear una sociedad sin poderes, pero con deberes, una comuna de respeto y de evolución entre sus integrantes. Pero para ello debemos hacer la destrucción, la revolución contra nosotros mismos, un daño moral que debe destruir aquello que nos enseñaron, sin miedo, pues el miedo también vale dinero, nos lo venden. ¿Quienes han de ser nuestros objetivos físicos?, los bancos y esbirros del puto capitalismo, a por esos es a por quienes hay que ir. He dicho sin embargo que hemos de hacernos daño a nosotros mismos, claro, moralmente digo, pues es en el alma donde se encuentra nuestro tormento, y para combatirlo hay que crear más tormento.

¿Me dices o decís que hablo de utopías?, discípulos míos y mías, no puedo perdonaros lo que decís porque no soy Dios, Dios está muerto, lo asesinó el cristianismo y después el capitalismo os vendió sus restos. No os tengo que pedir disculpas, ni vosotros a mí, la revolución es una revolución contra nuestros pecados, contra la infamia consumista de nuestras vidas. Podemos hacerlo, usar sus armas contra ellos y derrocarles si verdaderamente sois conscientes de que no sois nada, solo mierda, basura orgánica ordenada y movida de un lado a otro. Os hacen creer que tenéis algún sentido, ya os he dicho cual, ser mierda amontonada que luego es vendida como abono. En serio, despertad, no sigáis a líderes, no améis al poder, destruirlo, cada uno de vosotros, tu lector/a eres no una pieza, una persona, rebelde con causa que buscas liberarte, mandarlo todo a la puta mierda y hallar tu armonía, no la de IKEA, sino la tuya, la tuya propia, tu esencia. Hazlo pues, sino lo hacen los demás, a ellos puedes mandarlos a la mierda, no te merecen, para ellos eres una lata de PEPSI.

Un saludo. Tu amado Alexander que persigue tu...¿destrucción?

CRÓNICA DE UN VIAJE EN BICI HASTA PALENCIA


Quiero vivir, quiero buscar, pero sobre todo, quiero sentir. Sentir cada rincón por el que paso, por el que con mi bicicleta, peleo. Porque por encima de todo hay algo, una esencia inmutable que es la de la Patria, la de aventurarse por todos sus rincones, buscando para perderme y alejarme de la tumba de cemento sangrada por asfalto. Porque cuando te pierdes por ahí, alejado de la maldita civilización, pierdes una parte de ti, la del ciudadano que vive atado a las cadenas del estado, de aquel que vive en el mundo, pero aislado de él. Al despojarse de esa parte, halla otra, la del hombre salvaje en mi caso. La de aquel hombre que viaja de un lado a otro y al que no le importa el sufrimiento con tal de sentir a su tierra, de sentir a la vida.

A raíz de todo ello, hacía ya tiempo que llevaba con la idea en el cúmulo de mi pensamiento. Poco a poco he ido preparándome, haciendo salidas cada fin de semana por las inmediaciones de la diputación de Valladolid y en vacaciones por la de Salamanca. Por ejemplo hace dos semanas me fuí hasta Quintanilla de Trigueros siguiendo la carretera de Tordesillas,27 km de ida y otras tantos de vuelta, en total 54 km.
Otras veces en cambio, he decidido ir por la montaña, por entre la sierra salmantina limitrofe con la extremeña hasta Trujillo y Descargamaría, más de 60 km.

En definitiva, poco a poco he ido subiendo de distancia y manteniendo un fondo físico aceptable. Hasta ahora, hasta que el sábado anterior me superé en bici llendo hasta Palencia desde Valladolid. Ida y vuelta más de 112 km. Con ello me he demostrado a mi mismo que ya puedo recorrer largas distancias sin importar la dureza del trayecto, solo y como en el primer párrafo he dicho, el sentimiento.

Y os contaré un poco como lo hice:

Es sábado 5 de febrero, suena el movil y me levanto sobre las ocho de la mañana. Me asomo a la ventana, y observo que casi es de día. Por momentos parece que será un día despejado, que el Sol brillará con todo su esplendor. Pronto me equivoco, y todo es cubierto por la niebla. Desayuno un vaso de leche con dos pequeños bollos de chocolate. Salgo al patio de mi casa y hace frío, me fumo un cigarro para despejarme y voy a cambiarme. Cojo la mochila, me meto dos zumos, un bollito, y un pequeño bocadillo de lomo y algo de queso. Me pongo un pantalón largo de chandal negro, zapatillas de andar, y una térmica ligera, pues me gusta siempre que hago deporte ir ligero de ropa, con lo justo. Para cuando luego llegue a Palencia llevo metido un polo para ir más decente por su casco histórico.

Son más de las nueve, una braga, dos guantes y salgo de casa con la bici. La ciudad esta triste, vacía como siempre, hay mucha niebla que apenas deja ver. Apenas se ven coches por el centro, apenas hay vida en las calles, y eso que aunque sean las nueve de la mañana, es sábado, ya debería haberse puesto activa la máquina de esclavizar personas, las super tiendas capitalistas. Miro a los marcadores ubicados en zonas de la ciudad concurridas y veo que marca -5º, fuera de la ciudad hará más frío. Llego a la dársena que inicia el canal de Castilla en la dirección norte hacia Palencia ubicado en la Victoria. Oficialmente salgo a las nueve y media de allí. La ruta al principio es tierra, y en ocasiones pedregosa.

A medida que empiezo a recorrer kilómetros, el canal murmulla con el trinar de algunas aves ateridas de frío. Así como algunas liebres que ya por puro campo me salen al paso. Hace un frío tremendo, empiezo a notar el estomago helado, una capa blanquecina lo cubre, no lo siento, y siento como en el pelo se me forma escarcha de un color blanco lagrimoso. Es horrible, una tortura, apenas se ve más allá de mi ser en bicicleta y pocos metros más allá, voy casi a ciegas siguiendo un camino mortuorio. Por momentos pienso que estoy cansado, empiezo a perder la esperanza de regresar vivo. Paso al lado de cultivos, de pequeñas casas aisladas por la niebla, al lado de vías de ferrocarril abandonadas. Me encuentro con alguna que otra persona que pasea por allí, y como si de un fantasma se tratase, saliendo de la oscuridad, me mira, ve en mis ojos falta de esperanza, ve un rostro muerto, vacío de sentimiento. Y como si de alma errante se tratase, vaga por las tinieblas, por sendas heladas tanto como lo esta su alma.

Voy avanzando y viendo carteles que me van indicando la distancia hasta pueblos como Corcos o Dueñas que me separan de Palencia. Lo demás son puentes, pequeñas fábricas abandonadas y restos de antiguas dársenas. Castilla es preciosa, no la Castilla del pijoterio facha y asqueroso de las ciudades, ni la Castilla de las fotos para incitar a viajar a lugares de fantasía, tampoco. Sino la Castilla que solo es visible y sentida cuando esta mecida por la soledad el frío y de la niebla que nos hacen sentirnos aventureros, guerreros sin espada por la inmensidad fantasmal de lo desconocido. Soy pues un guerrero, ya no siento el frío, soy un alma errante, ya no hay dolor, ni tampoco esperanza, solo sé que he de seguir, al encuentro con otras almas errantes ya fenecidas en el transcurrir de la historia pasada. Pero por fin llego a Corcos, un pueblecito entre las diputaciones de Valladolid y la de Palencia. Paso por su estación ferroviaria y allí por cinco minutos me fumo un cigarrito, como una taza de tila en medio de la tempestad. Pero he de seguir, cualquier otro descanso venidero solo me hará perder más tiempo, e irónicamente, cansarme más. Y al final llego a Dueñas, cruzo un puente hacía el lateral izquierdo y viendo que he de coger un desvío y no sé cual, pregunto a un mayor que pasea por allí y me lo indica. Se sobrecoge del miedo que le causa mi presencia por mi cabello blanquecino de lágrimas fruto de la escarcha, y por mis ojos carentes de vida. Con buena intención me indica el susodicho desvío, le doy las gracias y sigo con mi camino.

Ya queda poco, ya queda poco voy diciendome, pero el camino es aún más largo, parece que no termina nunca. Un camino al lateral de un canal que los Habsburgo en su tiempo construyeron para unir Castilla, pero que fue un fracaso al no poder cruzarlo por la sierra hasta la zona cantábrica según tengo entendido. Pero lo que se quiere, al final se consigue, y por fin llego a las inmediaciones de Palencia, con goce, con mucho goce alcanzo el ala derecha que habrá de conducirme hacía su centro. Yo lo cruzo, el amado Sol, señor del Cielo me alumbra con sus rayos, y como un Cesar paso triunfal por su puente que cobija al Esgueva hasta Valladolid. Lo cruzo y llego hasta su casco histórico, su catedral, desde lo alto me mira. Me bajo de la bici, las calles bulliciosas, me voy haciendo algunas que otras fotos, pasando en su Plaza Mayor, y finalmente en su catedral donde a su vera me siento y como mi bocadillo, así como tomarme un zumo y fumar alegremente un cigarrillo. Pensando ya en irme, doy alguna que otra vuelta por su centro para constatar el buen carácter de sus gentes, sincero y amable con los demás. Escucho quejas sobre los fumadores que salen a la puerta de los bares a fumar, maldiciendo a los de siempre. Pero no me interesa, paso de esos rollos, he venido a dar una vuelta en bicicleta, no a escuchar temas relacionados con la política.

Al salir son casi las tres, me he enrollado demasiado dando vueltas por la maravillosa ciudad de Palencia, así que voy a salir cuanto antes que se me hecha el tiempo encima. Para ello cojo sin darme cuenta el lateral derecho del canal hasta Valladolid, un lateral llano y sin muchos baches. Más adelante tras gozar con energías, erróneamente al llegar a Dueñas me meto por el carril izquierdo pensando que era por el que volví, y cual es mi sorpresa que un par de kilometros más allá termina en un puente por el que es imposible pasar. No me queda otro remedio que cruzar con muchisimo cuidado la autovía hasta coger el lateral que sigue al canal. Pero para ello he de atravesar una alambrada pasando por debajo y rasgando un poco mi termica, pasar la bici también por debajo. Para cruzar la autovía he de pasar con fuerza la bici por encima del quitamiedos y cruzar dos veces cuando no pase ninguno. Uno me ve hacerlo y cuando ya estoy casi a punto de terminar me pita por la locura que estoy haciendo. Ya sé que es una locura, ya lo sé, pero he de seguir hasta que lo consigo. Consigo encontrar tras cierto esfuerzo el lateral izquierdo por el que vine y regresar todo recto hasta Valladolid. El camino se hace a veces empedrado, y vengo con el polo puesto desde Palencia por si hacía frío, pues tenía que ganar calor en caso de que mis fuerzas flaqueasen y así enviar menos sangre para calentar mi cuerpo.

El Sol me brilla, me mece, ya estoy bastante cansado, llego a Valladolid. Hace un rato que he venido desde unos veinte km antes de llegar a sprint, a toda velocidad. Estoy al final, pero hace un buen día y consigo llegar a la dársena desde la cual partí en la mañana. Me siento victorioso, como si hubiese regresado sano de la batalla pero roto por fuera, aunque me siento muy fuerte, muy orgulloso, al final lo conseguí. Me hago un par de fotos para inmortalizar mi llegada, cojo la bici y al borde de irme del mundo, a toda velocidad, fugazmente paso por el centro, como si me fuera en serio, a punto estuviera de morirme en la carretera. Pero he de seguir y al final llego a casa. Allí me ducharé, comeré, descansaré un poco, y por la noche fiesta. Las próximas paradas serán Medina del Campo y Salamanca.

Hasta aquí la crónica de mi pequeño viaje. Un saludo.



JOSE CARNERO, ASESINO PARA UNOS E INOCENTE PARA OTROS. SOBRE LA PROBLEMÁTICA DE LA JUSTICIA


Leo muchas veces en los periódicos, en la prensa escrita y digital sobre todo, noticias, muchas noticias, pero pocas tan interesantes como esta, la de Jose Carnero el “asesino” en Lugo.

La historia de Jose Carnero es la historia de un hombre de campo, de un bruto si algunos le han de llamar así, y la de una persona con un problema que va más allá de un asesinato, que ya suficiente desgracia es para la chica con cuyo asesinato se le ha vinculado durante de tres años, y los cuales, ha pasado en la cárcel.

Hace una semana nos enterábamos de que un juzgado popular acaba de absolver a este señor por un crimen que según este populacho no cometió. Faltan pruebas, faltan pruebas, pero sin embargo los informes psicológicos nos hablan de alguien más que de un santo inocente se tratase. Nos hablan de un desequilibrado, de un enfermo mental que a día de hoy sigue en tratamiento. Las pruebas no están en la escena del crimen, más bien están en la mente perturbada de Jose Carnero. Alguien que ahora aunque parezca insólito para nosotros y aberrante respecto a nuestra opinión sobre la aplicación de la justicia en España, es alguien que nada más salir de la cárcel con toda la impunidad, basándose en una decisión judicial, nos confiesa en La Voz De Galicia que sí, que el fue quien mató a esa chica. Sin arrepentirse, sin tener que deber nada a nadie, con toda la frialdad de un asesino en serie, nos dice que la llevó a su cuadra, que la dió de beber y que la dijo que la iba a matar, la prostituta calló y Jose con un hierro la mató de un golpe. ¿Por qué la mató, que impulso le llevó a ello? Sencillamente según nos dice, fue un arrebato, unas ganas de matar por matar, no por el estado de embriaguez que por lo que nos cuenta debería llevar y que no llevaba, sino por eso, por la sed humana de matar y matar, por instinto.

Hablar de un asesinato, hoy, nos parece aberrante, pues más allá de un cuerpo hay una mente con sentimientos, en definitiva, un ser humano con todos los derechos del mundo a vivir, nadie es quien para decidir sobre la vida de los demás, no por tradición política, sino porque antes del ser humano, ya existía el derecho fundamental de la libertad. Sin embargo, como si de una caja de Pandora se hubiere abierto con la llegada del ser humano, la libertad quedó empañada por un instinto que ya existía, el del asesinato, aquel impulso que nos permitió defendernos de los depredadores y de nuestros rivales para evolucionar. La caja de Pandora solo hizo que el asesinato cobrará tintes políticos, que fuese justificado matar a alguien y encima, para vergüenza de la historia, ampararse en el derecho, en aquel derecho que defiende a las personas dentro del estado por su bien.

Entonces la pregunta que me hago,¿hasta donde debe llegar el estado para regir quien o quienes son inocentes, y quien o quienes son culpables?,¿deben adquirir las decisiones de unos pocos, o de una mayoría carácter universal y por ende aplicarse a las cuestiones competentes en todo estado de derecho? Pienso que no, dado que al igual la palabra, la verdad es relativa, beneficia a unos y perjudica a otros, no adquiere una valided en el seno de la propia comunidad salvo dentro del individuo. Entonces no debemos declarar a Jose Carnero inocente, debemos considerarle culpable dado que es él mismo quien ha declarado que él fue el asesino. No debemos ampararnos en la decisión de unos pocos, en este caso el populacho que le ha juzgado, pues nuevamente nos encontramos con la temática de si es real lo que percibimos o solo es una ilusión. Esto es, que en este caso, cada uno ha querido ver lo que ha querido ver, y que si a ello, a su burdez le sumamos que el individuo no tiene conciencia individual, sino que por azares de la evolución la tiene respecto al grupo, entonces nos encontramos con presión y falta de decisiones propias en cuanto a este tipo de asuntos se compete. Hemos de cuestionar la validez de la autoridad del estado, de desafiar sus mal llamadas verdades y con ello decisiones.

Se nos plantea el problema que a Sofocles se le planteó en la antigüedad con Antigona, sobre sí es justo aunque justificado lo que por decisión de un grupo así se declare, o por el contrario, no lo es. Pues igualmente que el asesino estaba equivocado en su crimen, el grupo también puede haberlo estado. Pero sin embargo aquí hay una víctima, una persona que ha muerto para que su asesino tres años después sea absuelto. Entonces a quien debemos juzgar no es al asesino, debemos juzgar a la víctima, a los hechos que la condujeron a su fatal destino y así conocer quien fué su asesino. Y como tal, la víctima ha hablado, ha hablado por boca de quien la mató, Jose Carnero. Entonces si él mismo se ha declarado culpable, sin arrepentimiento, es ahí donde la justicia si realmente sigue siendo justicia, es donde debe investigar y condenar sin piedad a una pena justa para con la víctima a este señor.

Y para terminar. El caso de Jose Carnero, no es el caso de un vulgar asesino, es el caso de una bestia liberada sin remordimientos, y que encima es amparada por el propio estado. Es el caso de una situación que se está extendiendo a todo el pueblo español en general, el ampararse bajo los derechos y los “derechos” como forma de justificar lo injustificable. No hay disciplina, no hay educación individual, a nuestros jóvenes se les educa para servir al estado y formar parte de un grupo, y sí lo que ellos hacen es permitido por el grupo, entonces da igual lo que ellos hagan, la educación que les estamos dando erra en lo principal y que no hace pero que debería hacer:No crear una persona, un buen ciudadano que se amparé en la sociedad, en la masa, sino en crear un ser, un ser que sea consciente de sí mismo, de sus acciones, y que por lo tanto sepa distinguir entro lo justo para sí mismo, y lo justo para los demás, en ningún momento en lo justificable para los demás. Nada hay que pueda ser más justificable que el asesinato, tal vez por ello sea el patrón de evolución de nuestras sociedades y esté marcando su devenir hacía el fin, hacía un fin en el que el asesino se vuelve el estado mismo para consigo mismo.

En fin...

Noticia de donde a raiz de ello he escrito el artículo:

http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2011/02/02/0003_201102G2P9991.htm