miércoles, 12 de enero de 2011

EL MIEDO DE ALEXANDER


Tienes miedo, tienes miedo,
mucho miedo, mucho miedo,
y mediante la repetición es aquello que buscas,
la respuesta para saciar tu intranquilidad,
pues quieres vivir,
pero a la vez sigues luchando.

No luchas contra criaturas, ni contra personas, ni contra el mundo,
solo luchas contra ti mismo,
porque temores son los que te invaden,
porque temores son a los que temes,
pues no sabes cuales son,
y respuestas no tienes,
hipótesis sí, tienes muchas,
esencia sí, infinita.

Pero Alexander amigo mío,
yo sé cual grande te es temor,
el mundo, y por ende le temes,
te aislas y huyes de él,
pero a la vez le amas con toda tu furia,
y te quieres acercar a él y no puedes,
porque quieras decir sí, quieras decir no,
no eres como él.

¡Que gran dolor el tuyo Alexander,
temer a un mundo del que huyes,
pero al que a la vez amas!

Y es sola e inmensa tu soledad,
tanto que ni de tu sombra ya te fías,
y solo, en la soledad deseas pacer.

Alexander:
-Tal es mi dolor y tal es mi pasión,
tan inmensa es mi energía,
que solo mediante estas palabras, apenas,
puedo expresarla,
pues hostil es lo que me parece el mundo,
pero sin embargo quiero ayudarlo,
y solo es mediante mi huida,
mediante mi reguero púrpura que gota a gota,
tras mis pasos voy dejando,
la forma en la que los demás,
beban de ella,
y me comprendan lo que les quiero decir,
¿pues no fue el hombre quien por cobardía,
para adorar a lo que no conocía,
inventó un ídolo con el que justificar su sangre derramada,
y se crucifico en la cruz en lugar de seguir andando,
y dió por terminado su viaje?,
¿Acaso no es mi propósito derramar mi sangre,
mientras voy caminando hacía ese destello al que muchos temen,
al que muchos en honor levantan ídolos manchados en sangre inocente,
y el cual pocos han conocido,
mientras despojándome voy de todo lo material,
y desnudándome de mis carnes,
quedando solo mi alma para fundirme con esa luz?

Pero por derramar mi sangre soy insultado, humillado y amenazado,
caminando en la soledad,
luchando contra mis temores,
que como piedras que he de apartar,
obstaculizan el camino,
y mis temores son como lanzas,
que fantasmas del Hados que las portan,
me arremeten con ellas y retroceder no puedo y sigo caminando,
pues desconocida en el ahora es esa fuerza,
la que me impulsa y me atormenta cual titán,
pues es algo que como torrente emerge de mí,
pues mas y me reitero que locura no es,
pues sino sería como los demás, como el mundo de los esclavos,
y no es por creer que crea que cuerdo estoy,
mas no creo en los absolutos,
pero es que no es odio lo que me impulsa,
es amor sin querer ser amado,
pues solo así creo que a nadie sin vanidad,
en mi gloria o pesadilla,
por mi senda quiera arrastrar.
Pero en el fondo sé,
que si a amarme estuviese,
me haría el camino más llevadero,
y la podría amar y gozar de su amor sin querer gozarlo en la vanidad,
no placer sino amor,
pues es aquella invisible esencia es de la vida,
un algo desconocido que con más fuerza se me muestra,
aquello que necesito transmitir,
porque tal vez así amando pueda hallar la otra libertad,
siete son los círculos que he completado,
el último a punto estoy de completarlo,
y abrir la puerta y ver aquel mar,
y en mi humilde barca invitar a mi amada,
a que bajo un sol naciente con migo navegue,
y pueda acompañarme en mi salida al mundo,
que tras la caverna existe.

Ahora ya no tengo miedo, solo incertidumbre,
ahora ya no tengo miedo, solo sé,
que sé que he de seguir mi camino,
solo o en compañía,
pero he de seguir,
hasta el final-

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