martes, 7 de diciembre de 2010

EL LLANTO DE LOS INOCENTES. CAPITULO I


PARTE I, EL PADRE

El padre esta apagado,
su corazón esta marchito,
mirando a la ventana,
con tristeza y con contemplación,
el navegar del tiempo,
que por entre sus ojos con firmeza es plasmado,
y ante él entre lo incierto, que bulle por la ciudad,
pena, odio y corrupciones, flor y nata de la ciudad,
que el mundo vive asustado, por ende mas está acomplejado.

Fuma el padre por fumar, él bebe para olvidar,
y contempla y se gira, mira a la salita,
cuadros sin pintar, de recuerdos alejado,
sumido en la tempestad,
de una juventud rota, de esperanzas olvidadas,
fuma el padre por fumar, él bebe para olvidar,
mientras llanta su corazón marchito al son del mundo en tempestad.

PARTE II, LA MADRE

Atrás fue bella amapola,
que el viento de la vida, dejó de acariciarla,
buen marido, la esperanza, la felicidad del mañana,
en el baúl de los recuerdos, todo fué guardado,
y ahora friega, sola y aislada en su palacio de nácar,
amapola que vió como el viento la robaba sus pétalos,
amapola que vió de lágrimas, rota su inocencia,
por un amor que nunca sintió,
cuya única promesa fue un infante que el día de mañana, la odiará.

Fuma en el cuarto, sentada en la cama, desnuda,
piensa y siente angustia de monótona y absurda, que es la vida,
se mira al espejo, princesa desheredada, estrella apagada,
llora por querer ser lo que nunca fué.

Y el día se apagó, sus esperanzas como su cigarrillo,
fueron cenizas que por el tiempo se desperdigaron,
y fueron olvidadas,
vivió por existir, vive para morir...

PARTE III, EL HIJO

Fruto fué de lo que extraños llaman amor,
bendición traída por la farsa de la felicidad,
ahora mira el infante por la ventana,
mundo cruel que ante sus ojos se teje,
consumismo y soledad, flor y nata, que gime por la ciudad,
que su corazón corrompe y la luz en él se extingue.

Reinar reina en su reino el infante,
en su palacio de cristal, no gime y tampoco sonríe,
el infante no sueña, ni a la duda, privilegio otorga,
que ya el infante no baila con la lluvia,
no sonríe con la nieve, mas las risas han perecido...

PARTE IV, REFLEXIÓN Y FINAL DESTE CAPITULO I

El fuego es apagado por la lluvia,
la música llora y su canto camina por la ciudad,
en cada esquina se escucha, el llanto de aquellos,
que por temor a la vida, en el olvido perecieron,
solos, perlas de la angustia,
príncipes y princesas, su llanto, el llanto de las estrellas.

Voz:

-Y a solas os matáis, malditos que sois y condenados,
cuyo reino nuestro os fue entregado, para pacer frente a la tempestad.

-Nieva en la llanura,¿es navidad os preguntáis?,
y responde el silencio "que no" y la calma os es arrebatada,
lloráis de infelicidad, miseros arrogantes,
que habéis olvidado vuestra condición humana,
y ahora no sois nada,
pena me da el veros,
pena me da, con mi silencio, triste respuesta otorgaros.

FINAL DEL CAPITULO I