martes, 10 de enero de 2012

NACIDO PARA MORIR


Soy una mascara, una mascara de mi ser, si te adentras, si me miras más allá de los ojos, verás un Universo para tí...

Soy posible porque en su día me vi como un imposible. Fue esa imposibilidad la que me impulsó a caminar sobre ella, no a luchar, sino a comprenderla, respetarla y canalizarla tal y como ella me canalizó a mí.

Ven y adentrate, sumergete en mi, yo no soy Alexander Rol, ni las manos que escriben estas palabras, yo soy la luz que viaja por nuestras almas...

Nacemos para la muerte, toda nuestra existencia se rodea entorno a ella. Vemos como nuestros más allegados caen en sus garras, como desaparecen y se quedan reflejados en nuestros sueños, en vagos recuerdos. Y es cuando hacemos algo, cuando de nuevo les volvemos a ver, volvemos a sentir la extinta llama de lo que algún día fueron. Y entonces me doy cuenta de que ellos en sí no existieron, pues ya no recuerdo en nada su verdadera presencia. Solo recuerdo...una luz, una luz encarnada bajo la apariencia de seres, y es ahora cuando me doy cuenta de que no valían nada para mí. Estaba con ellos porque estaba con luces, con fuentes que emanaban una energía de la que en vida nunca cuenta se dieron, y de la que estoy seguro, en muerte la vieron y la sintieron.

Nuestro fin...en si...¿cuál es nuestro fin? No puedo hablar de otro fin que no sea el mío, pues solo siento una luz y esa es la mía, lo demás es todo aquello que en vida, ante la fatalidad de la muerte puedo compartir. Mi fin es la vida en sí misma, es vivir cada momento como si fuera el último; es tratar de hallarme a mi mismo no como un rostro de un jóven de 21 años, con pelo largo, de complexión athletica y etc. Es realmente hallarme como luz de la cual mana una energía. Es tratar de desprenderme de todo aquello que me hace humano, de todo lo material, de la arena que poseo y que un día, será efimera y desaparecerá.

A medida que pasan los días voy sintiendo más asco a lo que me forma y a lo que me rodea. Me lastimo por tener que cuando salgo por entre mis hermanos, interpretar un papel que no es el mío; por sacar sonrisas donde no las hay; por rodearme de la banalidad de las asperezas humanas, cuando en el fondo no las tengo, y ende no las siento; por tener que pensar de una forma ya en sí mismo cuando mi fin no es querer pensar, sino al contrario, querer sentir; por tener que guiarme por unos instintos biologicos que hacen del ser humano la negación misma del animal y su negación misma como ser espiritual; por tener que mirar con unos ojos que no son los míos, mirando lo que los demás han de ver, cuando yo en realidad no veo, soy ciego, pues no quiero ver luces que me ciegan, sino esencias que elevan mi alma por encima de todo lo común; por tener que llamar "amigos" a personas que no me entienden y que siguen el camino de la negación del ser, abocadas a ser meros productos de una educación, no productos de sí mismos, y por ello, tener que comportarme como ellos para ganar la flor y la nata de la sociedad, sabiendo que nuestra amistad es ficticia como todo lo demás y que yo no quiero lo que quieren ellos, vivir para morir; por tener que sentir una vida que me hace esclavo, bajo unas carnes, bajo un rostro, bajo un todo de la apariencia, atado a mis años, atado a mi cuerpo, intentando superarlo, salirme de ello, romper la cadena y ser libre, no tener ni un ayer ni un mañana, solo tener un ahora, tener un ahora; por no poder mirar al cielo y sentir que veo más allá, que no veo en la distancia sino en la esencia, y que ende me veo esparcido por la infinitud que misma es como mi pensamiento, sin barreras, pero con respuestas y con verdades. Y por último digo, por no poder expresarme más allá de lo que me rodea, queriendo brillar en mundo opaco este...


He caído en la cuenta pues, de que he nacido para morir, vivo para mi fin, pues es mi fin aquello que me dota de todo significado, aquello que hace que mi existencia sea única. Pues el que realmente es ser, y desea ende liberarse así mismo, ve en la muerte más que una tragedia, un leiv motiv para superarse en vida, para tratar de no ser un fin para la muerte, sino un inicio para esta. Es ahí donde el ser halla todo su sentido pleno, al ser consciente de que se aprecia así mismo, aprecia a lo que le rodea, sabe de su existencia, halla su luz. La muerte solo es un reflejo ilusorio, el ser que ha sido capaz de canalizar en vida esa luz, en la muerte esa luz continua y la muerte solo es un reflejo, un temor para aquellos que no quieren ver, y que no quiere realizarse en vida, siendo abocados a la nada. Porque la inmortalidad existe, nosotros en sí mismos somos inmortales, ya de por sí, nuestras palabras así lo son, el alma es igual, el alma es la luz, eterna divina consciencia que halla su plenitud al mirar al cielo, y ser consciente, de su destino trágico y a la vez heroico.

Un saludo