miércoles, 27 de enero de 2010

SÉNECA.AFORISMOS XXIV y XXV


Hace ya bastante tiempo que no dedicamos más citas al célebre Séneca, al que para muchos un personaje más olvidado por la historia de nuestros tiempos presentes, y para otros alguien que supo vivir en medida de su estoicismo o su facultad para luchar el alma por liberarse de las carnes; De carnes que nos hacen creernos ser algo en este camino que conduce en la brevedad de un suspiro al silencio y la paz de los bosques al que el mismo Marco Aurelio, seguidor de Séneca se refería. Pues es mundo vano y absurdo el creer en la gloria de las piedras como el mundo cree ahora, y es honorable creer en la de las personas como este mismo tiende a abocar al fracaso y la búsqueda de la libertad que ultrajada por las palabras de los asesinos de Viriato, que la cultura que les vio nacer y crecer asesinan, pero ya se sabe que Roma no paga a traidores, y como tal la sociedad de nuestro tiempo ni paga a unos ni paga a otros, solo engaña a aquellos que creen tener todo el poder del mundo para luego comerse su alma, como antiguas leyendas de la India decían.

Pues bien, aquí con dos citas de nuestro querido Séneca de nuevo nos sumergimos en el placer y la honra de analizarlas y con ello revivir tiempos antiquos de un pasado libre de sometimientos en el que era el corazón quien perduraba, y no la piedra que al estar vacía por dentro se resquebrajaba por dentro.

"Debemos considerar lo que somos, y no la reputación que tenemos"

Pues cierto es que como he mencionado y me afirma Séneca que el cuerpo solo es despojo, más este y todo lo que lo constituye si bien belleza es que refleja el alma, a veces este se corrompe y solo queda el alma que por vergüenza ocultamos y siempre tendemos, a disfrazarnos e interpretar otros roles que no nos pertenecen.
Así también mía es la interpretación que para que el mundo, el pueblo sea justo, esta justicia ha de provenir de la sinceridad de los individuos con sigo mismos y con los demás. Solo así el pueblo se ahorrará mil guerras civiles, y decenas de años de dictadura por esa secta llamada "política", y por esa moral que tiende a cerrar a las personales llamada burguesía.

"No hagas juez de tu vida a la opinión pública, sino a tu propia conciencia"

Y no se equivoca al afirmar que toda justicia proviene de cada uno para requisito de la honestidad con los demás. Y que no es sino la palabra de uno contra la del pueblo entero, más esta no vale nada si él tiende a afirmar la universalidad de la suya, pues ya se demuestra que lo humano es un grano de arena más junto a miles, más el viento, la voluntad conjunta de los demás ha de decidir a donde han de ser arrastrados.

Con esto terminan mis palabras y doy por finalizada la sentencia.
Un saludo