miércoles, 6 de abril de 2011

EL CÓDIGO DE ALEXANDER.


Hoy he cumplido 21 años,¿veis acaso que los halla cumplido? En realidad yo soy quien a ellos les posee, no me dejo llevar por ellos. No noto el cambio. Mi camino es diferente, no me siento atado a mi cuerpo, es mi alma la que lo rige, es mi alma la del vivo que esta muerto, la que no vive sino la que siente.¡Celebremos pues este día, que canten los esclavos, que sientan los libres!

-Yo soy aquella fuerza que se manifiesta mediante las palabras. Y que radica su fuerza en su amor a los débiles, su odio a los que creyéndose superiores, y no ven en su superioridad más que una coraza, atisbo, de su propia debilidad. ¡Contra ellos cargo, y contra ellos blasfemo!

-Yo soy aquel que se pinta mediante su ser de profundo desconocido, y que no hace más que ser desconocido por aquellos que le toman por desconocido. Yo estoy con aquellos, con aquellos que no me escuchan, pero que yo por el contrario, si que les escucho a ellos.

-Mi respeto esta con aquellos y aquellas que no buscan en el conocimiento perversa arma la del poder. Yo detesto el poder, porque el poder ata a las personas a la tierra, las desata de su verdadera voluntad de poder,¡el Yo! Por ello mas y así lo prefiero, conocimientos los pocos, a ser posible ninguno. Mas y por el contrario , deseo y amo el sentimiento como verdadero poder que desata el Yo de las piedras, lo desata y lo lanza al Sol y al vacío.

-El Sol aspira y exhala la luz. Y así se cumple el ciclo del eterno retorno. Y es mediante este ciclo cuando el hombre y la mujer, conscientes de su esclavitud, tratan de romper con ello y ascienden a las montañas donde nada de eso hay. El Sol es un compañero, fiel amigo, no hay descanso, pues el ser ahí arriba no descansa, ni se mueve. Simplemente siente como una fuerza cuya misión es ser fuerza y transmitir. El ser es el Sol, él da y recibe, él rige su ciclo, él rige su destino.

-Y son las pasiones las que nos aferran. Y es de la pasión tal y como surge la religión. Aquel preciado y maldito instrumento de poder encargado de dominarnos. Por lo tanto, aquí el ser es imperado no por sí mismo. El ser es creador, destructor, y finalmente esclavizador.

-Ya no vivo con esclavos, vivo con desterrados. Y fue la arma la que se rebeló contra su propio creador, quien hizo al hombre y a la mujer, de la sumisión su destierro. A lo más profundo del Tártaro fueron arrojados, en donde los vivos no se reconocen así mismos como muertos, ellos no lo saben. Y es el no reconocimiento, aquello que da paso a la superioridad, al creerse no muertos, no cuenta se dan del valor de su sangre, y por eso entre ellos se matan, pensando que algún día por ello vivirán. ¡Yo me mofo de ellos, de su sublime ignorancia! Dicen pues que con ello se ha edificado nuestra historia,¡el eterno sueño de la libertad! y yo por ello más me río, por la hipocresía de unos pocos que hacen de su goce, el lamento de otros muchos que cuenta de ello no se dan.

-¡No viváis para vivir! Sino por la contra esta es mi palabra, palabra de titán,¡vivid!, solamente ¡vivid! Y que sea el ahora tan solamente, que ni el mañana ni el ayer, que nada os pueda retener.

-No me siento identificado con esta sociedad. Camino por la calle, por mi ciudad, me siento solo, no me siento apegado a ello. Es tener algo que poco a poco vas definiendo, una conducta que se aleja de la locura como tal se entiende en nuestra sociedad. Es una manera de vivir apasionadamente.

-Amo la montaña y por ende detesto la vida de la llanura. Me siento un lobo y por ende quiero alimentar a la manada, para que coman y beban y sean libres.

-Quiero transmitir libertad, la libertad que yo siento, quiero hacer una rebelión. Mi pueblo no siente lo que yo siento por él, pero es fruto de esta incomprensión cuando más le amo y más frustrado me siento.

-Estoy harto de ver a mi pueblo sufrir por las cadenas con las que él mismo se ha encadenado. Quiero sacar a mi pueblo del Tártaro y devolverle a la tierra, que vean la gloria de Apolo nacer y elevarse por encima del cielo, y con ello sus almas, sus preciados corazones. Y yo quiero romperlas, es algo que sé que tengo que hacer, el problema es como hacerlo.

-Ahora no creo en la sociedad y mi pregunta es: ¿y en que debo creer? y yo te diré que más allá de la caverna se halla la verdad, la verdad que yo estoy conociendo. Por lo tanto, si eres de los míos, sabrás que mi verdad es nueva, es diferente a lo que esta sociedad tiene como tal. Un planteamiento nuevo, un sentimiento que como he dicho, debes de saber.

-Y por ello yo no tengo nada, no tengo religión, si acaso soy pagano, creo en la tierra, en la vida, amo la naturaleza, y por ello busco mi ascesís espiritual yendo a la montaña, para ser un guerrero y luchar junto a mis camaradas, los que suben conmigo. Ahora bien, todo el mundo tiene una montaña, la montaña representa el miedo, nos da vértigo subirla porque representa nuestro interior. Por lo tanto reconozco como tales a todos aquellos que lucháis por subirla, seáis quienes seáis.

-Yo no miro a la persona por el sexo, la raza o la religión, antes lo hacía, me creí superior y caí. Cuando hube despojadome de todo ese peso, de todas esas vanidades propias del poder nihilista que hace que los unos con los otros, sin razón, nos matemos entre nosotros, fue entonces cuando me levanté y hallé la verdadera esencia de las personas, su sentimiento. Entonces mi respeto se fundamenta en eso.

-Ya esta bien de que paguemos con nuestra sangre los caprichos de cientos de miles de imbéciles frente a millones. Por lo tanto mi guerra no se ha de fundamentar contra mi pueblo, mi guerra se fundamenta contra quienes les gobiernan.


-Son aquellos mis discípulos y mis discípulas, aquellos y aquellas que no persiguen a la utopía, porque no se atan al día y a la noche,¡no! Mas y ellos y ellas son la utopía. Sus corazones ardientes que no cesan en el empeño de buscar y buscar. No buscan por recibir, buscan por dar,porque su camino no cesa en el cielo, sino que se pierde en el firmamento. Ellos y ellas son como estrellas fugaces, y a medida que avanzan, con más brillo si cabe, brillan. Ellos y ellas, seres de la llanura, cuya montaña y cuyo Sol hallan frente a ellos en igualdad. ¡Ellos, mis discípulos, mas y yo soy, su humilde servidor!

-Si queremos liberarnos hemos de aceptarnos como tales, no odiarnos ni por sexo, raza o religión, somos diferentes, cada uno representa un valor. Todos descendemos de diversos pueblos, el deber es ampliar nuestro legado, ser conscientes y enorgullecernos de nuestros antepasados. Que cada raza devuelva su gloria a su tierra, que no huya, y que halle en la mirada al compañero de otra raza, el amor y el respeto, de volver a luchar todos juntos, por una misma causa. ¡La libertad!