miércoles, 28 de abril de 2010

AL SOLDADO


En sus ojos esta la desesperanza, la desilusión, él sabe que tarde o temprano caerá, abatido por las balas del enemigo, y será solo un nombre en una lista junto a otros miles como él, que en un momento de sus vidas decidieron entregarse a una causa que incluso mucho antes de alistarse, sabían que ivan a morir.

Dijo adiós a su familia, o tal vez no dijo nada, porque no tenía a quien decir adiós. Pero en el fondo él sabía que aquella persona que miraba al mundo con alegría propia de no tener nada por lo que vivir, con sueños que se entremezclaban con la ilusión de un nuevo porvenir pasada la contienda a la cual estaba a punto de desembarcar junto a otros. Él sabía que un ayer dijo adiós y en su sonrisa se dibujo la tristeza, pues una parte de él moría en aquella acera que seguramente no volvería a pisar. Y dijo adiós.

Adiós dijo, como queriendo susurrar al viento, como queriendo dejar constancia de su eco en el tiempo, y una huella de cristal en la nada, partió. Y ya dentro quiso salir, quiso soñar y volver alguna vez a aquel callejón pero ya era demasiado tarde, y su vida en aquel momento cambió...

Cambió para siempre, y mientras llovía el recordaba, con pulsiones de pasión mientras las gotas enjuagaban su rostro, demacrado por el dolor, por la rabia y por la impotencia, de almas caídas, sentimientos de culpa, pues él querría haber muerto antes que su fiel amigo con el que tantos cigarrillos compartió, pero el destino no se lo perdono...

No le perdono el haber dejado de soñar, el haber dejado de creer en él, y por eso quiso darle peor galardón en vida antes que en muerte. Pues a la muerte solo van los soñadores, aquellos cuya gloria es demasiado pesada para cargar sobre sus espaldas, y todas las noches ruegan a los cielos el abandonar tales sueños. Y él lo sabía, por eso, cada vez que la brecha se abría, él era el primero en salir agarrando su fusil, con el alma en un pañuelo rojo, apunto de ser lanzada al mar mientras entre el fuego, la gloria roja y la amargura, corría envuelto en angustia, envuelto en gotitas que volvían al río que a la mar va a parar.

Pensaba en ese callejón que había abandonado ese día, por un mañana mejor, mientras creíase las luces le alumbraban, más pensaba que la gloria eterna e imperecedera. Mientras mudas hacía, mientras torrentes de vida entre la tempestad de la absurdez del mundo abría. El creaba, el creaba su tormento, él creaba su fin, tratando de ser libre. Desnudo de alma, impío de corazón, abriendo la brecha. Y dijo adiós...

Dijo adiós para partir con las estrellas, mientras el alba acaricia lo que fue un hombre, un hombre como otro cualquiera, un nombre en una lista con miles como él. Pero él lucho, no por ideales que aponderados guían a la guadaña desde sus salones viendo como llora el mundo ante sus decisiones, y sus ojos profundas cavidades, huecas, vacias de sentido van muriendo en vida. Él lucho por la libertad, lucho por aquel camarada que compartió con él su último cigarrillo; luchó por su sargento, honesto que en los momentos más duros siempre le dirigía una palabra de agrado; luchó por el honor de sus compañeros; luchó por soñar mientras otros lo dejaban de hacer, aún cuando ya no había esperanzas; pero él siguió, porque dentro de lo que fue un corazón, había amor, y eso significaba que todavía por muy mal que todo estuviese, aún se podía luchar.

Y ahora solo es un nombre, y ahora solo es una foto, cuyos ojos grabados en la memoria están. Y solo pervive para nosotros lo que antaño fuese un hombre, luchase por lo que luchase, pero murió por sus compañeros, murió por tener esperanzas cuando nadie las tuvo. Y eso le honra.

Con esta metáfora pretendo animar a todos tengáis la ideología que tengáis, que lo que importa es el autentico sentir de libertad de cada uno; el luchar por aquel que esta a nuestro lado y sufre. Eso nos da esperanzas, eso nos hace convertirnos en hombres y mujeres libres que no tienen miedo a ver más allá de los límites que marca la razón. Pues ello es como se forja poco a poco nuestra meta, la de alcanzar esa felicidad que tanto deseamos para gozar de nuestros días con prosperidad.

Por la libertad, la identidad, y la igualdad.