miércoles, 20 de octubre de 2010

DOS CANTOS AL FINAL DE LA VIDA


Unos vienen
y otros se van,
la muerte es la nobleza,
para afrontar nuestro destino,
da sentido a cada paso que damos,
dama inmortal que recuerda quienes somos,
de que lugar si existió (...) venimos,
de los abismos, de donde el recuerdo yace.

Es tragedia la vida,
de dolor y sufrimiento
triste partida es,
y en silencio me pregunto (...),
¿si no es mejor acaso
abrazar el final antes que el comienzo?,
este último jardín de espinas,
dolor,
porque este destino nuestro es,
¡no tengamos miedo, la muerte final no es!,
es solo lamento, más si llantamos
es que entonces estamos vivos.

Sin ella nuestras ni son vidas,
ni tampoco ríos,
que al alba conducen, a la luz de la senda,
donde hallase el sentir de la razón,
y por momentos siento escuchar al más allá,
que allá se encuentra esperando el final,
conciencia inmortal,
alma de la vida que de sus rayos
mana la vida que fuego es,
lo etéreo siempre perdura,
el calid que por el hombre fue
entregado para el hombre.

Y en llantar solo es bella y triste forma es,
de conocer a destino nuestro desta muerte,
desta efímera existencia,
pues tan triste como final es,
es la belleza deste mundo quien reflexionar hacenos,
sobre mundo nuestro que nos rodea,
aquella conciencia que infinita vaga
por los océanos estrellados,
almas que navegan, almas que brillan,
en aquel firmamento,
que el hombre, miedo tiene de mirar.

¡No temáis amigos míos,
nuestro camino nunca es finito,
más ni tuvo comienzo, ni tuvo final!

Existimos para nuestra libertad crear,
y nunca tan bello momento,
fue tan inmenso como este.

Gozemos de él,
sintamos como nunca
aquello que ni dado ni entregado
nos fué.

II

A triste mío el pesar,
alzo mi espada,
rompiendo las cadenas del destino,
elevando alma mía es inmortal,
encontrando alma mía belleza és,
y alzo súplica frente a la oscuridad,
destos tiempos que día alguno terminaran,
y donde veo esperanza, veo vida,
y alzo me contra la verdad,
cortando con la espada,
las espinas de la vida,
cortando con la espada,
las cadenas de la esclavitud,
cortando con la espada,
las cadenas de la realidad.

Y sea alma inmortal la que perviva,
por el fin destos tiempos,
que nunca tan nuevos como ahora
fueron.

¡MUNDO VEN A MÍ!


Hoy quiero escribir,
cantar a las musas, amadas mías,
tanta locura llamada amor,
¡canaliza, canaliza!,
amada mía,
que sean mis sentimientos,
los que afrenta tomen,
me irradie el aura su luz,
que el fondo de mi interior,
de tanta pasión, regurgita.

¡Hoy quiero ver el mundo,
quiero amarlo con intensidad!

Quiero cantar sus alabanzas,
¡mundo ven a mí!,
¡mundo ven a mí!,
que sea tu luz la que me inunde,
alejado de griterios,
infundo en los amores,
infundo en las libertades.