viernes, 9 de diciembre de 2011

MI PESADILLA...


Sueño con muerte, sueño con muerte, sueño con muerte, sueño con muerte.
Ante mis ojos, ante mis ojos, ante mis ojos, ante mis ojos, ante mis ojos,
veo a gente morir, veo a gente morir, veo a gente morir, veo a gente morir,
veo hogares ardiendo, veo hogares ardiendo, veo hogares ardiendo.

Y LLORO... de agonía al verme tan solo,
y huyo, huyo por la ciudad en llamas, 
y luego rescato personas de casas en llamas,
todas esas personas tienen la cara de un familiar mío,
todas esas personas mueren en mis brazos,
y lloro, y sigo luchando por rescatarlas,
mientras se consumen entre mis manos
que las cierran los ojos, que derraman lágrimas de sangre,
y se quedan mirando fijamente al cielo...

Sigo corriendo, esta vez soy un soldado,
el cielo es negro, el campo de batalla es arena,
un desierto,
los soldados no tienen rostro, su rostro es oscuro,
y cuando mueren solo escucho explosiones,
cuerpos ardiendo...

Agarro mi fusil y disparo a ciegas,
a sombras, que son la muerte,
peleo, peleo, me dejo consumir por mi ira,
y mato sin pensar, y sigo matando,
pero lloro, me arrodillo y caigo,
presa de mi propio sufrimiento,
y en mis manos veo sangre brotar,
y en mis ojos veo sangre...

Chillo, chillo y nadie me escucha,
yo solo, agonizando en mitad de ese infierno.

Ahora de nuevo estoy en la ciudad,
y veo a miles de personas, ser transportadas en camiones,
a lugares inciertos,
mientras a otras las ejecutan en plena calle,
y de nuevo se queda todo oscuro,
y me veo rodeado, en un sitio oscuro,
escuchando llantos, lamentos,
que no soy capaz de escuchar claramente,
siento como si me abrazaran,
no quiero ver, no quiero ver,
pero siento sus presencias entorno a mi habitación,
rodeandome, y no las quiero ver,
y siento mucho dolor, siento mucho dolor,
voces que no soy capaz de escuchar,
gritos de agonía...

Ahora estoy a su merced, a duras penas, me puedo mover de mi cama,
trato de girar mi cabeza hacía otro lado,
cierro los ojos del miedo, deseando que se vayan, que en paz me dejen,
y cuando todo se despeja,
me veo atado a unas cadenas invisibles,
y entonces siento que lucho, por liberarme de ellas,
y a medida que lo hago, siento despegarme de mi cuerpo,
cansado, muy cansado,
noto cansancio en mis músculos, en mi alma,
algo extraño dentro de mí,
y entonces me veo separado de mi cuerpo,
cansado, muy cansado, 
y me despierto con los músculos doloridos.

Aún el recuerdo de la guerra en mis ojos,
aún escucho los llantos,
aún temo de dormir,
mis pesadillas me persiguen...

No hay lugar para la esperanza...