jueves, 31 de diciembre de 2009

REFLEXIÓN SOBRE LA PARTICIPACIÓN Y EL AUTORITARISMO


Aquí un texto sobre la participación y el autoritarismo en nuestro cúmulo de textos que venimos publicando desde hace tiempo fruto de nuestras reflexiones, en virtud de conseguir el estado nacional revolucionario por el que muchos han anhelado mediante su sacrificio y el cual nosotros perseguimos alcanzar.

Hemos mencionado la idea de participación como una forma mediante la cual el estado se asegura una cierta libertad de ideas provenientes de los diferentes sustratos, que dan forma al término libertad. Pero ello puede romperse mediante el nexo que la une con la responsabilidad de los individuos, y su futura desvinculación con el estado administrativo, y más adelante con las cualidades atribuidas al termino nación. Dando lugar al anarquismo o mejor dicho a la forma más primitiva de pensamiento humano, con él que en la practica totalidad un estado en el que no haya intervención por parte de los poderes administrativos... Una corriente que afirme mediante postulados ideológicos que que existe una moral perfecta e interior en los individuos que les haga ser obedientes y respetuosos en armonía con los demás, es teóricamente factible, pues las ideas las crean los tiempos presentes, y estas las destruyen los tiempos futuros al demostrarse la falta de sentido práctico de estas. Dado que el hombre psicológicamente y técnicamente es un ser amoral que habitualmente se deja llevar por sus impulsos más básicos arraigados en el subconsciente.

Pero si el ello es controlado mediante una serie de reglas en las cuales esos impulsos son domesticados por la facultad de el "todos", de ahí surgirá el estado. Por lo tanto diremos que el anarquismo no es ni más ni menos que la fase adolescente de negación temporal del sujeto que da lugar al adulto participativo en un estado administrativo.

Sobre el autoritarismo podría mencionar un sinfín de casos que me vienen a la mente, pero creo ser justo al afirmar que la imposición de una moral por muy perfecta que esta sea por parte de un individuo o conjunto de individuos, conllevaría una represión en la población fundamentanda en la moral utópica anarquista del "Yo hace lo correcto" y la corrección se ajusta sin un límite moral y una base social a sus peticiones, pues los demás representan a los entes equivocados.
Pero es cierto para terminar y a modo de conclusión en relación al último. Y es que verdad hay una, la existencia humana que toma a las palabras como verdades, de ahí su virtuoso talento que a la vez es su tormento aplicado a cada étnia o cultura.