domingo, 23 de enero de 2011

¿TIENES MIEDO ALEXANDER Y PARA QUÉ? REFLEXIÓN SOBRE EL MIEDO


Todos, todos de alguna manera tenemos miedo, miedo a muchas cosas, pues somos humanos, nuestra mayor desgracia.

Tal es nuestra tragedia, el saber que vivimos y que por ende tenemos que morir. A lo incierto nos aferramos, porque tenemos miedo, mucho miedo a lo desconocido.

Abrir esa puerta que nos conduzca al infinito, esa puerta que solo cada uno de nosotros puede abrir. Y volar, volar como pájaros por el firmamento.

Anoche os contaré, tuve una pesadilla, una pesadilla que noche tras noche se me repite. Soñé que alguien abría la puerta de mi habitación, tenía miedo y con el cuerpo paralizado, sentía que se posaba a mi lado. Sentía mucho dolor, gritos que sabía que estaban ahí pero que no era capaz de escuchar. Entonces como podía trataba de girar mi cabeza a un lado y esperar a que ello se pasara, como si de una pesadilla más se tratase.

La otra noche, tuve otra de mis pesadillas habituales, que noche tras noche se me repite. Soñé que estaba inmovilizado, que abría los ojos en medio de mi habitación tal cual y como la conozco. No escuchaba nada, pero no me podía mover. Entonces sentí la necesidad de liberarme de mis cadenas, como si una parte de mí se quisiera liberar de sí mismo. Me costaba levantar los brazos, sentía como si mis músculos realmente estuviesen cansados y con ellos, por igual, todo mi cuerpo. Hasta que conseguía despojarme de mi lecho y con todas mis fuerzas arrastrarme sin apenas fuerzas para poder llamar a alguien. Pero era inútil que chillase, era como si el espacio se hubiese tragado mi voz, y yo solo abriera y cerrara la boca sin sentido. Al pasar la noche y en mi despertar de esa pesadilla me sentí cansado, muy cansado. Era como si realmente hubiera pasado.

Camino por la calle, me pongo música en los auriculares, fumo, fumo mucho porque fumar me relaja. Camino, camino, y me siento sin ganas, apagado, como una luz que ha dejado de brillar, sin ser comprendida, sin ser nada. Además esa luz no solo dejó de brillar porque nadie la miraba, sino porque ella misma se cansó de ser luz y decidió ser sombra. Ahora esa sombra se enfrenta a un posible final como tal. Mi miedo es saber si con la muerte no tendré la paz que tanto anhelo y en lugar de eso seguiré siendo una sombra. Además de ello, ni vivir ni morir, no quiero nada.

Una puerta lentamente se va abriendo, una luz comienza a manar de ella.¡Ya la veo, es la puerta que me conducirá a...! Ese es mi miedo, el saber a que me conducirá, enfrentarme a mis propios deseos y a mis propios no deseos de ser algo y perderme. Pues ahora estoy abriendo esa puerta, siento algo como si el cuerpo se me desgarrara, los músculos se me cayeran, las tripas y mi sangre fluyera por el suelo, mientras yo sigo caminando solo con mi alma, con mis pensamientos, nada más. Me estoy enfrentado a lo desconocido, por muchas primeras veces en mi vida siento que esta vez no sabré el final, pues es algo desconocido, algo nuevo que solo me conduce a lo que yo quiera que me conduzca. Esa puerta si así lo deseo me conducirá a un punto inicial de la vida, la sociedad; si lo deseo puede que me conduzca a un punto en el que la guerra con migo mismo proseguirá, y como estoy inmerso en la batalla, no puedo saber quien ganará, ni cuantos combaten con o contra mi. Ese es mi miedo, el miedo a lo desconocido.

Se abren unas puertas y dejo de recordar, me voy olvidando, solo fumo, y veo como me voy lentamente consumiendo, y todos aquellos a los que llamé amigos van desapareciendo. Me tildan de loco y huyen, o bien bajo el silencio, en su lápida ponen mi nombre y se marchan dejando caer una lágrima de cristal.

Veo a las mujeres con las que desearía tener relaciones carnales y sentimentales, que alguna me amase realmente. Pero caigo en la cuenta de que soy nada, y solo ven un rostro perdido, un rostro vacío,¿o es acaso un engaño de como tal y como yo me veo?,¿realmente piensan ellas eso de mí, o quieren acercarse a amarme porque saben que yo las amaré y que sabré cual de ellas ocupará mi corazón? Tengo miedo, mucho miedo a seguir escribiendo y que al leerlo ellas se alejen de mí, pero es que veo esa puerta luminosa...

Agarro un cuchillo, el otro día tras una fiesta desastrosa en la que buscando amor invité a mujeres a mi casa, todas ellas muy guapas y con alguna me sentí identificado. Lo agarré porque me sentí frustrado, pensaba que más cerca de mí captarían mi esencia y alguna se enamoraría y me cedería mis labios en los suyos para besarla. Pero me equivoqué, y por eso cuando ya todos y todas se habían ido, agarré un cuchillo de la cocina con la intención de clavarmelo en el estomago, en lugar de eso tuve miedo de morir y también de vivir. Por lo tanto me raje la mano, no podí hacerlo por completo y solo me hice una pequeña herida, sufrí por no haberlo hecho. Y si lo hubiera hecho, en mis últimos momentos también habría sufrido. Todo por amor, por el maldito amor,¡que asquerosa es la vida!

Tengo miedo, mucho miedo, y la pregunta es ¿y para qué? y esa pregunta me sirve para todo. ¿La respuesta? para nada. Alexander no esta ni vivo ni muerto, lo que se ve de Alexander es una sombra, una luz que tiempo atrás dejo de brillar. Alexander muere ahora mismo, con sus palabras, y cuando él las siga leyendo estará siguiendo esa luz de esa puerta que abrió y que no sabe a que le conducirá,¿tiene miedo de eso Alexander?,¿y la respuesta es ¿y para qué?

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