martes, 24 de agosto de 2010

METÁFORA SOBRE EL PODER


-Aquel hombre me dijo una cosa-.- ¿Que te dijo aquel hombre?-.- Que no soñara, eso me dijo aquel hombre-.- ¿Por qué aquel hombre te dijo eso?-. -Aquel hombre no quería que sonriese, no quería que supiese tal cosa-.-Aquel hombre, ¿por qué se ponía tanto empeño en que no supieses tal cosa?- .-Aquel hombre no me dijo nada, se enfundo su sombrero y se marcho, se marcho a donde la vista pierde su finito, se marcho lejos, muy lejos, ¿a dónde?, eso no lo sé, solo sé que aquel hombre no quería que lo supiese, vino perfumado de agua de mar, vino pintado de blanco, me miro con cariño enfundado, ocultando su ser en su traje negro, con su corbata azul morada, sonrió y me hablo, aquel hombre era especial, su sombrero, su mirada perdida lo delataba, sonrió y me hablo:-Te crees especial, te crees cielo azul estrella, miras al mundo con arrogancia, te miras a ti mismo, tratas de hallar tu rostro en los papeles, buscas más y más, conocimientos, porque eres de los que sueñan con que el poder, la sumisión de los demás, Herodes, te otorgará la felicidad, hallarás la paz en tu vida y podrás gozar de años de prosperidad, tu rey Herodes. Quieres adueñarte del mundo, sueñas con verlo bajo tus manos, y para ello avanzas poco a poco, cada paso, lo catalogas como un triunfo, te sientes victorioso, crees que lo conseguirás, y al final tras mucho andar, soñando con ser rey, te das cuenta de que lo único que has hecho ha sido andar por el desierto. Te sientes magullado, ves tus pies rojo púrpura, no puedes más, y decides tirarte, que el sol te consuma y la noche te meza, dejas de soñar, tus días de gloria terminan...

Ahora te ríes, de mi te despojas, como si fuera una mancha, un recuerdo, un algo de tu consciente de lo que te quieres despojar, pero no lo olvides que aquel hombre, traje negro, rostro blanco, forma parte de ti, mis ojos vacios así lo demuestran. Soy aquello de lo que huyes, a mi me temes, porque lo sabes, sabes que solo vives para eso, coger puñados de arena, diminutos granitos que como el tiempo, se te van de la mano por mucho que esta trates de apretarla, pues a la codicia siempre va aparejada la estupidez, el ego de creerse soberano de no apreciar nada. Simplemente vives por vivir, te crees gigante, que nadie te derrocará, y es cierto, nadie te derroca, pero cuando te caes, nadie te ayuda, te quedas solo, no esperas nada, te quedas mirando a la noche, al cielo, a las estrellas y lloras porque estuviste a punto de abrazarlas con tu escalera de cristal, que por tu avaricia se rompió. No confundas eso con luchar tú solo por la verdad, el poder y el conocimiento interior, cosas bien diferentes son.

Ahora me dirás que no, pero cuando sientas mi beso, te veas tirado y con suerte alguien te ayude, llorarás, tratarás de levantarte pero no podrás, y entonces te darás cuenta de lo humillante que es que te ayuden aquellos a los que despreciabas, que el poder no sea económico, que el mundo no se construya mediante piedras, sino mediante sentimientos. Eso sí, deja de soñar, el mundo ha huido de sí mismo, el pueblo mayormente deja de ayudarse, los individuos se aíslan entre sí, nadie quiere saber nada, todos en definitiva son como tú, buscan el poder agarrando pequeños puñados de arena, porque así creen que levantaran fastuosos castillos, pero se olvidan de que están formados por granitos de arena y de que la gloria se manifiesta mediante las pequeñas cosas sustanciales, no insustanciales, dado que cada porción, por diminuta que sea tiene algo que enseñarnos, es un refuerzo para que podamos andar, para que podamos movernos con libertad, pero esa libertad reside en la unidad espiritual de todas las cosas. Por espiritual me refiero a que cada porción además de buscar su unidad en los demás, se refuerza así misma por orgullo, por sabiduría, eso da una unidad más compleja donde el poder se manifiesta con la razón, con la sencillez del corazón, el agente material es algo que no se superpone, es tangible, por lo tanto sigue primando la razón, con la sencillez del corazón.

Entonces te darás cuenta, apreciarás más lo que te rodea y me verás como tu amigo, me verás en el espejo cada día, con tus lágrimas mancharás mi traje negro, pero eso no me importará, pues soy parte de tí, existo para recordarte una cosa, que eres humano-.

-Entonces aquel hombre estaba loco, se creía una especie de iluminado por lo que me has contado, ¿sabes de donde venía?-. No, no lo sé, solo sé que aquel hombre me conocía de algo, hace tiempo que lo sabía, que sabía el que aquel hombre me espiaba, a todas partes me seguía. Estaba obsesionado con mi presencia, al menos eso creía, pues siempre que salía a fumar por la noche a la ventana, allá abajo sentado en un banco de mi calle de noche, le veía mirarme y sin decir nada, queriendo el tiempo congelarse, sus ahuecados ojos me miraban, sonreía y sin decir nada me seguía mirando, y yo tembloroso cerraba los ojos, pero le seguía viendo y entonces asustado tiraba el cigarro y me metía en la cama y soñaba con él. Pero eso fue hasta que aquel día, aquel hombre se presentó delante mío mientras estaba en el parque y con su voz apagada pero pausada me habló. Desde ese momento muchas cosas han cambiado, por eso te lo digo, que ya no le veo, pero tampoco le dejo de sentir, es como si el recuerdo de aquel hombre perdurase en mi memoria todo el tiempo recordándome lo que soy, un humano, una persona que además de ayudarse así misma ha de ayudar a los demás. Pues ya el poder no lo quiero, tras haber visto lo que vi, el saber que cuando una parte de nosotros falla, la otra se derrumba inevitablemente, me ha hecho ser diferente, apreciar más las cosas. No sé, ahora veo al mundo de manera diferente, aprecio más las cosas y disfruto más la vida, por eso te lo cuento, porque si quieres cambiar el mundo has de empezar por cambiarte a ti mismo y luego por los demás. No sé, creo que es mucho para mí, pero supongo que sí aquel hombre se acercó a mí, fue por algo, así que supongo que si fue por algo, por algo he de empezar-.

-Aquel chico me dijo una cosa-.Que te dijo aquel chico?-. -Que soñara con cambiar las cosas y lo hiciera-.- ¿Por qué aquel chico te dijo eso?-.-Aquel chico no quería que sonriese, aquel chico quería que tuviese esperanzas, aquel chico quería que luchara por algo que va más allá de puñados de arena. Aquel chico...-