lunes, 31 de enero de 2011

EL DÍA DE LA DESNUDEZ Y EL FINAL DE LA EVOLUCIÓN HUMANA


Hoy se celebra el día de la paz, al menos según lo que pone en los periódicos, y a viva voz se clama en los colegios, institutos y universidades. Podría ser este artículo un homenaje a tal día, un poema dentro de él, pero la verdad es que si tuviera que hacerlo, debería escribir otro sobre la hipocresía con su obligada poesía. Pues mientras estas líneas escribo, está muriendo gente por enfermedades, o por disparos de fundamentalistas religiosos o ideológicos, o provenientes de fanáticos estadounidenses que lo que no consiguen mediante el dinero lo hacen mediante las armas. Después llaman a los Sherman´s alias Coca Cola y Pepsi Cola para que barran la resistencia moral con anuncios sobre la paz. Pero si ha de haber paz, para ello el mundo debe beber Coca Cola, de lo contrario, es preferible que se muera de sed.

Pero yo, hastiado como siempre de tanta parafernalia que no conduce a nada, solo a que un puñado de pijos y de pijas mientras escuchan canciones del incomprendido John Lenon, beban Coca Cola. Y como yo amo la paz, trato de ser practico y con ello, obligadamente, innovador, y con ello polémico. Pues toda innovación se asienta sobre la polémica, es decir, reacción despectiva de la sociedad ante lo nuevo. Y por ende, siendo fiel a mi estilo, pensando en hacer la paz sin prepararme para la guerra, propongo que en vez del día de la Paz, sea el día...¡El día de todos desnudos!

Si, ya sé que por el título parece absurdo, pero bien pensado podría ser una gran alternativa, en verano claro está (vivimos en la Península, no en el Caribe) y unirse con el día de los desnudos que sobre junio se pasean en bicicleta por el centro, al menos por mi ciudad. Una buena alternativa para comenzar. Pero pasado el cachondeo del tema que hoy nos ocupa, voy a desarrollarlo con matices.

Con el desnudo, cuando te desnudas, a título personal lo digo, sientes algo diferente a lo demás, que no tienes nada que ocultar, solo mostrar. Al hacerlo, te liberas, sientes que eres libre al mostrar quien en realidad eres. Los miedos a lo que los demás piensen de ti perecen. La persona al desnudarse se transforma en ser.

Muchos a raíz de ello han visto aquí una destrucción de la privacidad, alusiones a la desaparición de la propiedad privada, pero es ahí con estas alusiones donde se equivocan. Es con el ejemplo de la vestimenta cuando la persona se orienta a conseguir en el entorno social una adscripción adecuada, cuando su ser se orienta a uniformarse en un grupo social determinado, y con ello personalmente. Entonces la privacidad desaparece, o bien aspira a convertirse en una identidad colectiva, no individual. Con el desnudo, todo esto cambia radicalmente. Se nos muestra una condición propia, la de los exponentes sexuales ya sean el pene o los senos de las mujeres, asociados a la virilidad y a la fecundidad. Pero,¿y donde reside la privacidad con eso? Es mediante el desnudo cuando el ser se forzado a desarrollar en su interior una conciencia única, que le haga ser él mismo, como consecuencia se desarrolla la privacidad.

Por ello, todo rechazo a esta práctica por parte de la sociedad, a todos sus códigos ya sean éticos o morales, no hacen más que asentarse en un camino que se inició con nuestros antepasados, los primates. Nuestros antepasados guiados por el azar de la evolución llevaron este termino hasta el final, pero evolucionando totalmente y a la inversa.

Desde la aparición en la Tierra de las primeras estructuras orgánicas en el mar, ya existían las comunidades. Los organismos se agrupaban al igual que hoy en pequeñas comunas para conseguir alimento, y para procrear uniéndose entre los organismos más similares geneticamente. Con los primates, y más adelante con los humanos se dió el siguiente paso: La invención de la agricultura y con ello la aparición de las primeras sociedades económicas. Pero es en la Inglaterra del s.XVIII cuando se empieza a hablar seriamente de individualismo. No cito antes de nada a los filósofos griegos clásicos como contrarios, puesta que Platón o el mismísimo Aristóteles, sus conceptos los enfocaban al descubrimiento de la identidad del ser, en función a su entorno social en el cual vivían. Pero es con la aparición del liberalismo y de sus exponentes derivados como el capitalismo y de los llamados grupos ideológicos de poder, cuando no se menciona que es el individuo quien rige su destino por y para el individuo. A la contra que el autor de Robinson Crusoe, quien enfoca esta liberación hacía la creación de una sociedad y por ende de una civilización basándose en preceptos adquiridos no mediante la intuición, sino mediante la enseñanza.

Todo ello se ha ido transmitiendo de generación en generación, la conciencia de grupo. Por lo tanto hablamos de evolución en el sentido contrario de la palabra, y por ello debemos hablar de involución. Me explico, si sigue esta moral de ocultamiento de la verdadera personalidad, la conciencia primaria de los hombres y de las mujeres prosigue, hablar ahora mismo de todos los regímenes que han sangrado a la humanidad a lo largo de nuestra historia, es poco con lo que lo que estamos presenciando nos depara. El camino siendo sinceros se está terminando con la destrucción de la conciencia individual. Con esta destrucción se pasará a la destrucción de nuestra especie.

Hemos no, mejor dicho, debemos ser conscientes de este proceso involutivo. Nuestros antepasados se equivocaron, se centraron en desarrollar al ser humano como actor, no como lo que hay detrás del actor, la persona. Y es por ello que gracias a dicha equivocación, surgió lo que más daño nos ha hecho como seres humanos, el poder sobre los demás.

Pero sin duda, el hecho de que todavía incluso en las más aferrimas personas respecto a sus morales, esto de lo que hablo pervive y me refiero hacia el sentimiento de desnudez claro. La prueba de ello es que muchas veces lo sentimos, sentimos en nuestra conciencia un impulso de mostrarnos tal y como somos, no como lo que queremos ser. Incluso los que lo niegan, si lo hacen es por algo, porque saben que existe. Si no lo hicieran, el no hacerlo significaría que realmente no existe esta esperanza. Porque al igual que el poder, el sentimiento de libertad siempre ha prevalecido. Pues es cuando con la libertad surge el poder como forma de aprovecharse de las esperanzas de muchos en beneficios de unos pocos, la retorica del poder en pocas palabras usada en la democracia, en la tiranía, en la dictadura, en la plutocracia etc, etc.

Pero hay otro problema por el cual de lo que hablo puede creerse como incoherente. Y es que se suele decir mucho que hoy a diferencia de ayer, el desnudo esta permitido y es una muestra de nuestra rica y mal llamada "sociedad de libertades". Pero es mentira, todo mentira. Hoy el desnudo se ve como un placebo, se valora económicamente, y el placer interior es manifestado como hedonismo. Al igual que como nos pasa con el arte, que por percibir lo que deseamos se prostituye y pierde su esencia innovadora. Por eso, se cree que al fomentar el placer interno, ello podría estar relacionado con mi artículo, decir que me estoy contradiciendo, pero la diferencia entre lo que critico y lo que afirmo, es que yo hablo de un placer espiritual con el cual comprender y sentir al mundo, no por hedonismo, sino por virtud de aspirar a algo más, una esencia nueva de integrarnos en el mundo y de ser parte de él, no ser como él, ser parte de él. Con estas argumentaciones desmonto a los que hablan de la "sociedad de libertades"

Veo a la sociedad de mi tiempo que se queja de sus gobernantes, algo muy comprensible teniendo en cuenta que estos ahora mismo la están robando el trabajo, el sustento básico para vivir. Sin embargo esa sociedad habla de cambio, de un cambio de poder, y no se da cuenta de que a quien hay que cambiar no es a ZPatero o a Rajaoy, ni a Obama por Kerry, ni a Sarkozy por Le Pen, nada de eso. A quien hay que cambiar es al poder, romper con esa pauta que hemos aprendido y que ha sido transmitida por un error evolutivo. Ser conscientes de que hemos cometido el error y de que hemos de volver atrás. No a columpiarnos de las ramas ni a sacarnos y tirar pijos, perdón piojos, nada de eso. Simplemente darnos cuenta de que nadie es quien para gobernar el destino de muchos. De que hemos de ser nosotros mismos para nosotros mismos, sin los demás. El error al decir esto y es en el que muchos al hablar con ellos caen, es que eso sería ser in solidario, anti-social. Vale, si ya lo somos,¿no buscamos acaso mediante nuestras ideas el poder sabiendo que unos perderán en beneficio de otros tantos?;¿no nos damos cuenta de que el poder es justo para unos e injusto para otros y de que la fórmula ya no vale?;¿acaso es delito afirmar que el hombre o la mujer, para ser como tal primero ha de hallarse a sí mismo y que por consecuencia otro eje social se desarrollará?

Hemos de saber que el barco se ha resquebrajado en dos, ambas partes se hunden, y que la solución es aprender a nadar, y para ello mientras el barco se hunde no podemos aprender a nadar de los demás, pues sino para cuando lo hagamos ya estaremos a tres mil metros de profundidad bien comprimidos, sin posibilidad alguna de salir a flote. En cambio, si nos damos cuenta de quienes somos, si asumimos nuestro ser como tal sintiéndonos orgullosos, sin reparar en lo que fulano y fulana, la pareja junta nos diga; sin caer en verdades absolutas, siendo relativos a lo que nos rodea; hallando nuestro propio equilibrio sin caer en poderíos ni tonterías. Entonces seremos libres y la evolución se llevará a buen fin, desnudando nuestro ser, poniéndolo en contacto con el mundo, con la realidad, no aspirando a percibir la realidad como queremos que esta sea en función a nuestros deseos, sino a comprenderla en función a lo que es. Entonces hablaremos de cambios y podremos aprender a nadar en ese mar en el cual estamos ahogándonos. Sino, mucho me temo, que es la hora de ir buscando lugar en la historia y reservarnos un huequecito, pues la historia no entiende de nada, o nos bajamos los humos, nos reconocemos como personas y tratamos de aspirar a ser seres, o me temo que ni en la historia tendremos lugar.

Un saludo