domingo, 24 de abril de 2011

CRÓNICAS DESDE LOS PIRINEOS ARAGONESES I


Nota: El vídeo con las fotos se subirá en la cuarta parte de esta crónica que terminará a finales de esta semana de últimos de abril.


Desde que subí hará ahora mismo tres semanas al Pico de Peña Trevinca en Galicia han pasado muchas cosas, demasiadas tal vez. No niego que hayan sido las tres semanas más agobiantes que desde pasados siete meses y medio tras el accidente haya tenido. Sin duda ha habido momentos en los que he sentido derrumbarse mi vida y verme afectado por las circunstancias impregnadas por el descontrol y caos que literalmente casi me tragan. Afortunadamente la vida, sabia y justa, ha querido darme un respiro, unos momentos para pensar alejado de toda la podedumbre de la ciudad. Por todo ello me siento feliz, más calmado, pero lamento no haber podido compartir estos preciados momentos con mis amigos y amigas, ojala ellos y ellas estuvieran a mi lado compartiendo estas palabras conmigo. Me apeno por si situación si no ofende que se lo diga desde mi humilde parecer, de esclavitud en la ciudad, la esclavitud del alma, porque yo en cambio, me siento libre, y lo más importante, feliz.

¿Cómo podría comentar esta crónica inmerso ahora mismo en el bullicio y la alegría del refugio en el que me encuentro en la provincia de Huesca, a unos kilómetros del Pirineo francés? Creo que lo mejor es que comience narrando justamente por el principio, desde el momento inicial en el que comienza este viaje, mi viaje. Pues bien, allá voy, espero para ti, lector o lectora, que sea de tu agrado, y lo más importante, que sea un referente en tu camino interior.

Un saludo.

Atardecer de la noche del miércoles día 20 de abril de 2011.

20:25: Me encuentro en algún lugar de Paseo Zorrilla en Valladolid, leyendo y esperando a unos amigos/as con los que poder ver el partido de la final de la Copa del Rey (Madrid-Barcelona) en alguna cervecería cercana. Como mañana me habré de ir al Pirineo a olvidarme de toda la inmundicia de la ciudad, allá alejado en el Pirineo, creo que ver el partido y tomarme unas cañas con ellos/as es la mejor opción a modo de despedida.
Ahora según estoy leyendo las obras completas de mi poeta del momento preferido "Charles Baudelaire", una hermosa mujer con gafas de aire intelectual y hermosa se acerca a mí. En un principio no la reconozco, debido a su natural belleza y por el tono de voz, por su saludo tan grácil y cariñoso conmigo, la reconozco y la saludo. Se llama S..., mujer que he conocido semanas antes deste momento. Sin duda mujer por la que ahora mismo estoy prendado, solo que ella, seguramente no sienta lo mismo que yo por ella. En la montaña la escribiré poemas (leer próximos artículos en este blog), aunque con su amistad me complazco.
Viene otro amigo mío, V... y tras saludarnos todos, nos dirigimos hacia la casa de un amigo con el que hemos quedado E... Con ellos me siento feliz, sé de su honestidad, inmenso regalo en mi corazón, sus palabras, su trato humilde y bonachón, hacía tiempo que no me sentía tan complacido y obligado con goce de corresponder a tan gratas amistades. Ojala esta iniciada amistad dure tanto como el tiempo lo estime oportuno.

...

21:03:Una llamada de imprevisto todo en el momento lo trunca. Es mi madre, acordé con ella mirar cuando se salía hacia los Pirineos, y resulta que es hoy a las doce en la dársena de la estación de autobuses, y quedan menos de tres horas. -¡Mierda, me perderé el partido fruto de esta fatal confusión!- Nada tengo preparado, he de irme, se lo digo a ellos/as, y rápidamente leo en sus ojos la desmotivación, la pena por mi inesperada partida. Pero yo les he dado mi palabra de estar a su lado, hoy, esta noche, y por ello haré todo lo posible para preparar la mochila y todo lo demás para estar a su lado viendo el partido.
Corriendo salgo al encuentro donde me espera con el coche mi preciada madre para ir a casa a prepararlo todo.

...

22:05: Al final y organizando bien lo que quería llevarme, he metido deprisa y corriendo todo en la mochila en menos de media hora. Una cartera llena de libros y material de dibujo: Así habló Zaratrusta de F.Nieschzte; Obras completas de C.Baudelaire;Crítica de la economía politica Número 4-Marxismo y Clases Sociales- Una mochila con comida y ropa; otra con un piolet y un par de crampones para la nieve...
Y allí estoy en una cervecería con ellos/as, que con euforia chillan y beben. Unos del Madrid, otros del Barcelona, pero amigos. Y la chica que me gusta allí esta, al fondo del local, sentada y con dos amigas, y creo que más que mirar al partido retransmitido en medio del bullicio por varias pantallas entre ellas la que esta enfrente suyo en el otro extremo del sitio, y creo que más que mirar a la pantalla distrae la atención en otro foco. ¿Seré yo el blanco de sus ojazos llenos de vitalidad, y obvio, de carácter?, en el fondo lo deseo. ¡Por favor que así sea, que mi pensamiento así se cumpla!

El Madrid esta jugando de pena, solo sabe tirarse al suelo y fingir faltas, es como si entrenasen especialmente para ello. Soy por azar de ese equipo, apenas sé de fútbol, pero sé bien cuando un equipo juega bien y viceversa, y en este caso el Madrid merece perder. Y pasa el tiempo, las conversaciones sobre otros temas entre la que esta mi inoportuna partida hacia la montaña, se van sucediendo, mezcladas con los típicos comentarios de "-este es un pelele, mirale, que no sabe ni correr-", o "-este partido lo gana el Barcelona fijo que al menos sabe patear a la pelota-". Cosa curiosa cuando el partido al final se alarga hasta la prorroga y es el Madrid quien bajo C.Ronaldo marca un gol por mera casualidad, el que sentenciará el partido. De ello, de que ha ganado me entero en el autobús, ya con mis compañeros de montaña tras haberme despedido con cierta nostalgia de ellos y de ellas.

03:15: Llevaremos ya tres horas y poco más que quince minutos de viaje, estamos a la altura de Vasconia, cerca ya de Vitoria. Estoy hastiado, quiero bajarme ya del autobús cuanto antes, no puedo conciliar el sueño, no he cenado... A través de la ventanilla solo veo cimas oscuras, carteles que indican la proximidad de Vitoria, aún queda una hora de viaje hasta la parada más cercana para relajar las piernas y cenar algo...

04:15: Justo cuando miro a esta hora, observo como nos aproximamos hasta la parada más cercana, ya estamos en Vitoria, a sus afueras. Me bajo, estamos en una especie de Self-Service. Llevo todo el viaje comiendome la cabeza sobre problemas acarreados fines de semana atrás en mi vida en general: Sobre mi huida a la montaña, sobre mi paz interior, sobre la chica de la que profundamente siento algo,S...,S... ....

Me bao, cojo y me fumo un cigarrillo, un pequeño placebo tras cuatro insoportables horas de viaje. Converso con alguno de mis compañeros sobre mi decisión de haberme retirado los últimos días de vacaciones de semana profana a la montaña, a los Pirineos aragoneses, y creo que no me tragan, ojala me equivoque. Y entro en el bar, más calor dado que fuera hace frío. Ceno un sandwich de huevo cocido, con queso y con tomate, me siento complacido por ello al notar el estomago lleno. Sé que no voy a dormir, y lo peor es que nada más llegar nos tocará subir al Bisaurín, el pico más alto del Valle Occidental Aragonés (2670 m. aprox.), y temo no poder estar a la altura fisica y mentalmente.

08:10: Desde hace una hora ha comenzado a amanecer, todo ha sido montaña, subidas muy pronunciadas con curvas por la que dificilmente el conductor puede pasar. Veinte minutos más y llegamos por al refugio de Lizara, refugio ubicado en el Valle Occidental del P.Aragonés, limítrofe a pocos kilómetros con el francés.
Me bajo del bus y me siento mareado, tengo ganas de vomitar. Es como si en cualquier momento me fuera a caer, y por ello me cuesta mantener el equilibrio aunque sea suelo seguro. Y cogemos el equipaje, piolet, crampones, y en el piso de arriba en las sucesivas habitaciones que hay nos hospedamos. Hoy no nos dan desayuno, mañana. Me tomo dos batidos de chocolate con algún bollo. Me pongo una camisa y un pantalón térmicos, guantes, braga, botas, gafas de sol etc. Preparo la mochila con los crampones metidos en una bolsa, comida, y cojo los bastones de treecking. Estaré cansado para la travesía, pero aún así quiero hacerlo bien, de buenas maneras, poniendo todo mi empeño en ello. Media hora antes de salir salgo a fuera del refugio y practico para ponerme los crampones aunque no los necesite hasta llegar arriba, pero yo soy un poco manazas y quiero ahorrar tiempo, no perderlo. Todo el mundo esta ya a punto, todos y todas preparados, y beso mi martillo de Thor rogando fuerzas a los dioses para el ascenso...

Y comienza la travesía... (09:30 h aprox.)

Según se mira el refugio en dirección norte, se verá un camino ascendente en dirección al Collado del Foratón, para luego tirar por la cresta a la derecha hacía el Bisaurín, pues bien, eso es lo que hicimos.
Al principio noto como me cuesta moverme por el terreno rocoso, con escasos tramos de hierba y tierra blanda. La subida es en zig-zag, pero es ciertamente pronunciada, y en más de una ocasión hay que hacer algo de escalada. Aferrándome bien a mis bastones de treecking consigo llegar junto a mi grupo hacía el final de la subida hacía la cresta. Pero antes de ello hay que subir unos metros por una pequeña lengua de hielo. La subo con dificultad dado que por la mala suela de mis botas me suelo resbalar de vez en cuando, así como por mi experiencia, ello hace que lo suba lentamente.

11:30: Llevo desde hace un rato pisando en la nieve con los crampones puestos. Miro arriba y me desgarro por dentro, y más cuando al preguntar me dicen que todavía queda más de una hora de ascenso. Es complicado, la pared es cuasi horizontal, y a mi lado tengo una pendiente de vértigo, por lo que en cada paso digamoslo así,"pongo toda mi vida", pues un paso en falso y puede ser muy perjudicial por no decir que fatal. Y miro hacía arriba siento vértigo, miro hacía abajo y más aún lo siento, y al hacerlo deseo lanzarme al vacío, volar y morirme allí. Y hace mucho frío, sopla fuerte el viento, en ocasiones tengo la sensación de que por su fuerza, caeré...

12:30 aprox.: Estoy muerto de cansancio, hace ya tiempo que no se ve nada. Alguien me dice que mire hacia mi izquierda, tengo a menos de dos metros una cornisa en la que unos pasos mal dados por despiste suponen una caída en vacío de más de mil metros de altura. Ello me da escalofríos, y más cuando veo a mi derecha un agujero mortal, muy hondo, tengo miedo, pero avanzo, a pocos metros pues tengo la cumbre. Y llego hacía ella junto a mis compañeros y compañeras, me siento feliz pese a estar muerto de frío, es horroroso, todo esta nublado, pero merece la pena. Durante todo el ascenso no he sabido quien era, he olvidado quien soy, como me llamo, he olvidado todo aquello que soy en la llanura, no sé nada de mi vida, nada, estoy en blanco, solo contemplo, sufro por dentro, me desgarro con cada exhalo de aire que doy, pero ahí sigo, soy una fuerza solo eso, la montaña ha absorbido mi alma, me siento libre, ni estoy vivo ni estoy muerto...

14:00: Ya queda poco, ya queda poco, a poco estamos de bajar hacía la cresta y en mi caso dejar de bajar por la nieve, pues es algo a lo que todavía no estoy muy acostumbrado, y más cuando he tenido algún tramo de hielo en el que lo he pasado francamente mal. Las nubes se disipan, su espesor muere al llegar a la cresta, allí abajo con mis compañeros/as como algo, fumo un cigarro para calmar los nervios, y a nuestra izquierda impresionantes vistas del valle que me ciegan los ojos, es increíble el verdor de la primavera visto desde las alturas. Sin duda gozo mucho de la compañía de Montañeros Vallisoletanos, lo agradezco. Comemos y seguimos por la cresta hasta la bajada por la lengua de hielo por la que antes subí, otros se van a subir otros picos, pero yo estoy cansado, y lo peor de todo es que noto una fuerte molestia en el pulgar izquierdo de mi pie, me duele bastante a cada paso que doy.
Al final me quedo con un reducido grupo de cuatro personas contándome a mi, bajamos en mi caso con dificultad por esa lengua de hielo, y bajo como de rodillas clavando el piolet en el hielo, mentalmente ya mermado sin saber acaso donde estoy, llevo un día entero sin dormir y físicamente estoy agotado. El resto del regreso hasta el refugio lo hago en ocasiones separándome de mi grupo, Yendo más despacio, con calma, gozando del paisaje pese a mi agotamiento mental, tratando de recoger fuerzas viendo el valle. Y al final tras dos paradas, ya con los pies doloridos, las piernas dandome tirones en los músculos etc, entro en el refugio. Ha sido una buena paliza, pero ha merecido la pena, ahora a estirar un poco, una ducha, comer algo, y descansar, sobre todo descansar, y mañana más y mejor.

CONTINUARÁ...