miércoles, 8 de septiembre de 2010

EL HOMBRE LIBRE UN DÍA REGRESARÁ


Habláis en boca de todos, algún día terminará todo esto. Pues sobre nuestras cabezas se asienta un eco, el eco del hombre libre.

Otros me llamaran hipócrita, pero el hombre libre vendrá, impondrá su reinado sobre los pueblos. Su tiranía será la libertad.

Bajo su nombre arderán las iglesias. Más solo así los falsos ídolos caerán, y que no lloren los esclavos, el fuego purificará esas piedras, purificará las cruces que un día bajo la tiranía de las ideas, dejaron de ver el sol y fueron encerradas en oscuros templos de angustia y adoración.

Una nueva voluntad, será sagrada más de su temple solo los libertos esperen compasión, los cobardes serán privados de la luz, ellos la detestaran, huirán de ellos. Y la justa voluntad del hombre libre será impuesta sobre los pueblos.

Suenan las trompetas, no las de Jericó, sino las de la tierra, su reinado allá a lo lejos tocadas son bajo el manto del cielo, al amparo de la tormenta. Llueve y truena, el dolor da paso a la lucha de las auras por existir, más el viento solo predica transmitiendo su llanto por el mundo, su dolor, su fuerza para morir.

Tras la tormenta, habrá cenizas, los que daño obraron a la tierra, los que adoraron a los falsos ídolos, a las fosas del Tártaro como si de titanes se tratase, serán arrojados. Porque serán semi dioses los que les arrojen, hombres que abrazaron a su voluntad, hombres que abrazaron a la libertad.

Pero el hombre libre antes será encadenado a la roca Tarpeya. Será castigado por los débiles, su voluntad, la piedra, y en ella la sangre del hombre libre será torturado, corrompiendo con su pureza la falsa libertad y el corroído amor de la piedra y de sus siervos. Entonces el hombre libre triunfará, mostrará cual es el camino, y bajo el símbolo del Sol con su sangre, verá la luz. Ellos verán la oscuridad, y sus falsos templos derrocados serán.

La muerte será su glorificación, la gloria eterna de ser liberado de la corrupción. Entonces su alma se alojará en el mundo, mediante las llamas, unas esparcirán su mensaje, otras vivirán en la vida suprema que reside en ser parte del mundo, formar parte de la belleza del reino de la libertad.

En cambio los esclavos verán su alma corrompida, huirán a la noche, y verán en la devotió, la forma de irse con su ídolo.

Entonces, no habrá tiranía, el hombre libre buscará en las ideas, no tendrá credos, su credo será la perfección moral y la búsqueda de su ser en la espiritualidad viva del reino natural.

El hombre libre, pronto, regresará...