viernes, 19 de febrero de 2010

EL LLANTO DE LOS HUMILDES. TEXTO SOBRE AQUELLOS INFELICES QUE TIENEN EL SÍNDROME DE DOWN


De lo que voy a hablar hoy es algo que a todos nos ha pasado. Muchas veces yendo por la calle de nuestra amarga ciudad nos encontramos al pasar por un parque, donde las lindezas infantiles juegan con instrumentos y aprenden pautas que les marcarán y serán el futuro de su condicionamiento de la vida adulta, y entre ese grupo alegre de niños jugando a la pelota, de niños balanceandose en los columpios, de niños y niñas descubriendo la magia del amor, en un rinconcito se topa nuestra mirada con un chico o una chica que parecen en un principio los típicos casos de exclusión social por falta de gnosis adaptativa. Pero seguimos caminando y nos damos cuenta de que aquellos niños y niñas no están solos por causas que en un principio podrían superar, están solos por que física y mentalmente no son como los demás, y manteniendo su inocente sonrisa, mudos, tratando de hallar con la mirada comprensión y tratando de dar sentido a un castigo, que les han impuesto aquellos a los que con mezcla de envidia y resignación atribuyen como los "demás". Sintiendo pasiones de cariño por chicas que siempre les detestaran, sueños con ser uno de aquellos que mueve la pelotita hasta un rincón del parque, mudos se quedan...

-Su hijo tiene sindrome de Down señora, es una alteración cromosomica por la presencia extra del cromosoma 21- Y muda se queda la madre, gira la cabeza con los ojos en llanto y el corazón a la deriva sumido en la tormenta de la tristeza, alza los ojos y mira a su más alto regalo que la vida la ha otorgado. Ve jugar a aquel hijito/a que ya nada más nacer algo raro en él notó, pero que nunca pensaba que ocurriría, de aquellas historias que junto a su marido mientras su embarazo duraba comentaba, sintiendo pena por causas que un principio la eran ajenas, ahora la son reales.
Y es su pena al saber la vida que su inocente criaturita tendrá, la vida de Carlos, la de María, la de Juan, la de Carla, la vida de aquellos marginados por una sociedad injusta consigo misma.
-Su hijo tendrá todas las medidas de educación posible(ironía, pues así funciona nuestro sistema, sonrisas por delante, puñaladas por detrás), y ello le facilitará en un futuro un trabajo digno y acorde con sus capacidades-Pero calla el medico cuan triste realidad es la de su oficio, que al igual que del cielo no llueve dinero, tampoco ocurre con el cariño de este. Y el pobre infante tendrá la peor de las miserias, se sentirá rechazado por una mayoría de supuestos cuerdos que le discriminarán por no interesarse en aficiones que su mente no comprende, se tendrá que sentar solo en los recreos y con pena y amargura sufrirá pues un niño de SD(síndrome de Down) que por la magia de la vida no sabe llorar, solo amar, y que quiere expresar sus emociones y no puede, porque solos sabe reir. Crecerá e ira notando los cambios en su cuerpo, sintiendo el orgullo de ir siendo mayor, pero en el fondo de su corazonzito algo nunca se quitará, y es la del rechazo. Irá por la calle y verá a bellas ninfas por las que mil vidas daría por estar con ellas aunque fuera un segundo, y sentir su perfume, mirarla a los ojos y abandonar las miserias de este perro y perro mundo, pero ellas a la contra huirán de él, y se juntarán con los avaros y los codiciosos. Es pues por esa razón por la que el infante se sentirá rechazado, porque en el mundo triunfan las malas personas, los avaros, los egoístas, aquellos que convierten hacer el mal en su profesión y que odian a aquellos cuyo delito ha sido el de ser buenas personas y amar y ser odiados, por una sociedad que no les comprende. Y finalmente el infante morirá ojala tarde, pues larga vida sea con las personas honradas de alma y corazón, rodeado de pena y preguntas que nunca pudo resolver fruto de la exclusión social, y de el uso de su figura para pintar de buenas como él a las malas personas que lo usan para ganar dinero, y con ello creerse algo que nunca serán.

Esta breve historia no la debería haber escrito Yo, la deberían haber escrito aquellos cabrones a modo de expiación,que se dedican a maltratar a este tipo de personas, aunque se que con ello insulto a la mayoría de la sociedad, con sus excepciones claro esta. Fruto de mi ira y de mi melancolía al ver en estas personas el desconsuelo y la humillación a las que se ven sometidos. Pero puedo mirar a otro lado, al fin y al cabo son personas como otras cualquiera, pero no. Porque tal vez al mirarlas a esos dulces ojos cargados de amor es como si en el fondo mirase esa parte de la inocencia, a ese niño que todos llevamos dentro, y que se nos muestra mediante esas personas, a ese niño al que le gusta que le quieran y le cuiden, y con ello hallar la paz. Porque siento que no es egoísmo, no solo me reconforto al mostrar cariño y comprensión con esta gente para con migo mismo, siento que soy un recuerdo para esa persona y se que ella en un futuro cuando la necesite, su esencia de humildad me ayudará a superar los amargos momentos que mi vida me ofrece y me ofrecerá.

Podemos dejarlo aquí como algo vano y sin más palabras, pero esa marginación da lugar a otra a la que nos sometemos nosotros como comunidad social, y a ese castigo con el que azotamos a los inocentes para desahogar penurias que tenemos miedo de mostrar a los demás por miedo al rechazo. Porque ello, el juntarnos todos juntos cuales verdugos nos arrebata esa sensación de soledad que sentimos por una sociedad nihilista que esta en crisis, en crisis por desterrar toda humanidad que pudiere quedar en ella, y obcecarse con la irrealidad material. Ese por lo tanto es mi miedo, si lo hacemos con ellos acabamos haciéndolo con nosotros y con ello más dolor y llanto verteremos sobre un mundo, que halla su apocalypsis en la falta de amor y respeto con aquellos que más lo necesitan.

Mi texto además de valiosa lección y a toma de ejemplos, pues a veces una sonrisa soluciona nuestros problemas, esta enteramente dedicado a esta gente al igual que a todos aquellos de mi sangre que por desgracia sufren las penurias inocentes de un azar genético, que a veces es malo y a veces bueno, pero que no por ello van a dejar de valer tanto como nosotros. Pues para hacer justicia primero hemos de aplicarla a nuestras acciones y someternos a un juicio sobre nuestra conciencia, pues no somos aquellos como tales que podamos juzgar y sentenciar otras causas sin antes hacerlo con las nuestras.

Va por vosotros.