lunes, 26 de diciembre de 2011

SOY ANARQUISTA ¿Y QUE?


Lo que voy a decir ahora, en otro tiempo pasaría desapercibido, dado que en otro tiempo, me refiero a una época de libertad, dios aún no existía, solo el ser humano, fruto de su propio renacer ante el fuego y la luz de las estrellas, perdido en el mar de las preguntas, convivía con su recién creada alma.

Lo que voy a decir ahora choca contra los puristas, y por eso escribo, escribo contra ellos, dado que ellos son mis enemigos. Pues quien ose negarme estas palabras, irremediablemente será el enemigo de aquello por lo que tanto lucha: La Libertad. Pues buenos y malos, azules o verdes, todos luchan por lo mismo: La Libertad. Todos creen en su verdad, todos creen que cambiarán y moldearán el mundo a su voluntad, y a los que no son de su pensamiento, aún solo por disentir que dos más tres son seis, partiendo de que todas las ideologías suman por el dos independiente del resultado, les tachan de autoritarios. Yo con respecto a mi mismo, no necesito de luchar, yo solo me limito a sentir a la Libertad, no como un ente fuera de mí, sino al contrario, como parte de mí, y es esa parte la que rijo, y es ese mi más preciado don, que ni la vida, ni el medio, ni nadie, me podrá arrebatar. Pues esa libertad transciende al cuerpo, es más fuerte que cualquier cosa conocida y por conocer. Es la pasión que incita a vivir y a ser.

Lo digo y me libero, es como si desnudo me tirase por un acantilado y sintiese el frió despertar en mi cuerpo de las aguas del Atlántico...Soy anarquista...anarquista contra el mundo moderno, pasado y futuro...todo es mentira...solo me negarán los poderosos, los cobardes y los mentirosos...los demás se reconocerán como yo, anarquistas...

Y comienzo a exponer mis argumentos...

Vivo en una época en la que está de moda ser amante de la corbata, esto es, ser perteneciente a lo políticamente correcto. Un estado ideado para el hombre que busca apegarse a los suyos vendiendo sus sentimientos, todo lo que le rodea, para pasar a formar parte de un mundo denominado feliz u ilusorio. Es por eso que los medios de comunicación que nos informan, nos transmiten la idea de que el sistema tendrá sus errores, pero el sistema en sí mismo es perfecto, hay democracia, hay bondad y hay ilusión. En dicho sistema todo ha de ser ordenado, dado que así se busca mediante el más esmerado orden la perfección.

Obviamente esto dicho en la ciudad, el núcleo de la esclavitud, suena a aplauso, a grande y sabia verdad. Pero cuando salimos de esta, nos damos cuenta de que todo es ilusorio, de que ese paraíso happy se desmorona. Por doquier nos encontramos edificios abandonados, en ruinas; poblaciones que subsisten en la miseria; contaminación ambiental fruto de fábricas que expulsan sus humos creando un mar de desolación reflejado en la escasez de vida que subsiste como puede, y me refiero también a personas, seres humanos; ruidos, fealdad...En resumen, el ideal de perfección se desmorona al salir de lo perfecto, y nos encontramos ante un estado puramente caótico, en el que lo que subsiste lo hace por anarquía misma de buscar su sustento. Obviamente es algo que los poderosos niegan, para mantener a las masas encerradas y atadas a sus propios egos.

Es el sistema aquel que nos vende la suprema idea de que todo lo que va contra este, bajo los argumentos que sean, debe ser destruido. Día tras día nos lo repite. Pero sin embargo, valiéndome del ejemplo de la civitas como unidad frente a lo caótico, en vez de una ciudad o ciudades, imaginemos naciones por enteras, y a ese mar de asco que las rodea, llamemoslos naciones.
Millones de personas muriendo en las afueras; bebiendo el agua infecta que vierten las grandes empresas; siendo esclavas y trabajando para los amantes del orden, que en sus templos, predican de lo políticamente correcto, alabando las bondades de su gozosa vida, y por encima de todo, condenando al anarquismo. Ellos, aquellos que para gozar de su orden establecido, viven del anarquismo. Pues irónicamente, los que más buscan el orden, son los que más anarquistas son. Pero son anarquistas errados, frutos carcomidos por el desprecio al mundo en el que viven...

Mismo pasa con las ideologías. Todas hablan de lo mismo, el ejemplo de dos más tres son seis arriba citado. Todas se auto definen así mismas como buscadoras del ideal supremo de la libertad; todas mencionan un sistema ordenado para la vida; pero sin embargo, pugnan por ellas mediante el enfrentamiento en todas sus formas para la consecución del ansiado poder. Y esto no es anarquismo, el designarse como validero para hacer una serie de actos surgidos de una propia fuente de inspiración, en este caso la ideología...

Hablan los fachas de dios supremo y omnipotente, creador y destructor. Y son ellos los que hacen la guerra, los que esclavizan y destruyen, y todo por un poquito de poder. Y es la religión como forma de justificar sus malvadas acciones, pues ellos poseen la verdad absoluta...

Y es entonces cuando Yo en mi caso me declaro anarquista y soy tachado por los anarquistas podridos. Cuando se insulta al anarquismo, y se lo tacha de ideología. Cuando se dice que el anarquismo es rojo fosforito y con estrellitas de colores bordeándolo...Y es entonces cuando el anarquismo citado se convierte en arma arrojadiza de los poderosos para seguir prácticando el suyo en silencio, mientras una masa fervorosa obra igual. Y es entonces cuando asistimos a una desidealización completa del anarquismo, movida por aquellos que se declaran como tales...

Y ahora diré por qué soy anarquista para que nos podamos entender...

Soy anarquista porque no tengo ideologías, porque nada me somete salvo mi voluntad, y mi voluntad soy yo, yo mismo sin nada más. Porque no necesito ver con otros ojos que no sean los míos, como el cielo realmente es púrpura.

Soy anarquista porque no busco el poder. El anarquismo de hoy es el anarquismo que es dual en cuanto a su negativismo, el poder. Es la herramienta de los poderosos y de los débiles para hacer su suprema voluntad. Pero eso no es anarquismo. El verdadero anarquismo configura su existencia entorno al sujeto mismo, y no necesita sobreponerse por encima de los demás, pues eso conduce al auto-engaño, a la voluntad colectiva de ser parte de todos buscando la destrucción debido al temor a lo desconocido.

Soy anarquista porque soy consciente de que mi Tierra como tal es anarquista. El poder como tal no existe, solo existe la fuerza que es canalizada mediante la razón de los seres mismos para convivir y respetarse. Y así funciona el Universo del que el ser humano, aferrado a su más extrema ignorancia, huye por desconocimiento.

Soy anarquista porque soy libre, y hallo en mi capacidad de expresión bajo las diversas formas que componen mis dotes, la forma de auto-realizarme en el mundo y hallar mi ente espiritual.

Soy anarquista porque ni estoy equivocado ni dejo de estarlo, mi verdad pende entorno a mi mismo, fluye como la savía de los árboles. Es aquello que hace que las hojas, mis ojos decir es, puedan estar en contacto permamente con la luz de la iluminación, negada por los hijos de la oscuridad que viven y duermen, en el templo de la mentira: La ciudad.

Soy anarquista y condeno entonces:

A todos aquellos que en el nombre de dios, del dinero y del poder, justifican la violencia, hipocritas ellos, bajo el imperamente del orden. Causando una destrucción humana y natural, que psicopatas ellos, necesitan justificar. Ciegos de maldad, que ni mucho ni menos, en realidad son nada. Son piedras carentes de alma esperando a romperse, desfragmentarse y desaparecer. Pues ellos son aquellos que se creen los elegidos, que se refugian en la vida eterna, y que condenan lo que va contra su sistema. Por dicha justificación justifican su maldad, justifican el miedo a la verdad de querer ser ellos mismos, y en realidad no ser nada.

A todos aquellos que su verdad se basa en lo que sus ojos son mostrados a ver. A los de mi generación de jóvenes, que creen vivir en una realidad que es farsa, producto de su estúpida educación. Porque para mí son igual de despreciables que los de arriba. Pues daño provocan con sus acciones, aún no sea mala su intención, es malo su no querer ver lo que el fruto de sus acciones puedan entreveer. Ejemplo es el justificar el asesinato de un oso para piel ganarse de vestido, y luego bondades lustrosas atribuise como personas.

A los que hacen del anarquismo una ideología, y que por libres se hacen pasar, encontra posición a aquellos que dicen odiar, y que por ende justifican sus acciones. Mismamente, los detesto, pues el anarquismo es una forma de ser que no justifica nada sobre los demás. Y menos es una forma de ser r-subnormalario en la edad de la juventud como forma de ganar una polla o un coño dependase de si se sea masculino o femenino. Igualmente los detesto.

Soy anarquista y alabo:

Sencillamente alabo a los que respetan a los demás y no justifican sus acciones por nada que sea el Yo mismo, alejándose de las escorias citadas ahí arriba. Es cierto que vivimos en una sociedad en la que tendemos a odiar. Yo mismo me declaro así como tal en referencia a lo que me rodea. Pero no debe ser nuestro odio sino una forma de canalizar una exigua compasión hacía nuestros enemigos, de ayudarles. Es por ello que el anarquismo debe ser libre de sometimiento, pues entonces del odio pasamos al entendimiento, y a la liberación del ego y por consiguiente del poder. Pues odio es resentimiento hacía uno mismo, y no me contradigo al afirmar que odio a lo que me rodea, pues dicho resentimiento, surge cuando se busca el poder. Aquellos que vean más allá del poder no odiarán a sus enemigos, sino que les amarán. Hay y habrá que pelear, es cierto, por ello dicho amor, será con aquellos que así mismos sean ciegos y no más, y no ciegos de la mentira, que vean como sus puños aplastan a la vida que les rodea. Esa es la autodeterminación del Universo. Aquellos sistemas que pueden chocar y no desvían su trayectoria, en el final esta el suyo, lo demás es de sobra sabido en la sapiencia del Tiempo. Y así, se vuelva a un estado en el que quizá idealizado, el ser humano era ser, y aún dios como forma de justificar el anarquismo corrupto no existía.

Un saludo!