miércoles, 22 de julio de 2009

ARTÍCULO DE REFLEXIÓN ACERCA DE LA MUERTE DE DIOS


El hombre del hoy es el hombre que se trastorna, el hombre que odia a la vida y que por lo tanto odia a Dios y a todo lo que le rodea, pues Dios es la máxima perfección moral de la belleza y del equilibrio, Dios es la vida y la muerte, el pasado-presente-futuro, el destino de los hombres y del mundo y como tal su propio destino. Pues Dios representa a todas aquellas cosas visibles que se mueven en armonía acorde con el presente y representan un orden para el incierto al que llamamos futuro.

Pero sin embargo el hombre del hoy es aquel que prefiere pensar que Dios es algo innatural, un algo que no es a las formas dadas en el universo y que por lo tanto representa una forma de alivio y de huida frente a la incapacidad de entender el mundo y el destino; Un miedo que conduce a la ignorancia, al caos y a la mutua destrucción.

Esa necesidad conduce a la esclavización pues el miedo induce a la desestimación del auto reconocimiento como seres creadores, a la pereza moral de asumir un destino y unas consecuencias en todo ser que se precie, perdiendo el hombre su valor moral y metafísico y pasando a ser dominado por la pérdida de su valor que le induce a ser un instrumento más como demostró Marx con su tesis de que Dios es el elemento para dominar a las masas. Esta idea es la que ha prevalecido hasta hoy y amenaza con prevalecer.

Pero así mismo dice Nietzsche en "La Gaya Ciencia" que nosotros hemos matado a ese dios y nuestras manos están manchadas de sangre y para lastrar esta conducta hemos asumido el ideal del eterno pecado por el que los descendientes somos condenados a vagar en arrepentimiento.¡Para nada estamos condenados a vagar, más bien estamos dispuestos a cortar ese lastre y resucitar a dios puesto que con la muerte de dios hemos matado al dios falso y fingido la muerte del dios verdadero para su retorno como rey!.

Nuestro verdadero Dios no es sino la manifestación del la vida y la muerte en todas sus formas como hemos descrito en el primer párrafo. Y por lo tanto nos corresponde con su retorno crear al superhombre, una elevación de nosotros mismos deshaciéndonos de lo que llamamos pecado, la creación de un orden moral y justo en el que la morada de los hombres sea la morada de los dioses, pues por no haber creado esa morada asumimos durante siglos que solo había una máxima perfecta y esta se hallaba en la muerte, en el convencimiento cobarde que en el más allá afrontaríamos nuestro miedo cuan en realidad volveríamos a nacer y repetiríamos constantemente nuestra historia de esclavitud. Y con ello con el regreso del superhombre habrá equilibrio pues solo el hombre como elevación misma sobre todos los conceptos inframundanos sera capaz de juzgar por iguales a la pobreza y a la riqueza, a la igualdad y a la desigualdad; Pues aquellos que caen en el caos son aquellos hombres que no se juzgan por ellos mismos si no que se juzgan por las ideologías y valores morales destinados a servirse a ellos mismos y no al creador.

Comencemos pues hermanos dando al hombre lo que es al hombre, y a Dios lo que es a Dios, pues Dios y el hombre no son más que una misma cosa y que decir que con el último hombre morirá Dios.