sábado, 15 de agosto de 2009

CANTO AL ALZAMIENTO


Es la guerra,
a la cual orgulloso voy a combatir,
a mi corazón al fuego,
hallase de teñir,
rojas perlas de mis ojos brotando,
mientras loco a la muerte me arrojo,
y es mi cuerpo un despojo,
más mi alma es el fuego,
y con ella gloria doy.

Por aquellos que han de sufrir,
inocentes por los que
nadie lucha.

Lo haga nadie o alguien,
Yo por ellos luchare,
por un corazón,
estandarte de la vida,
y sean mis espadas los truenos,
más sea mi ejercito el cielo vivo,
las palomas.

Moriré, no me importa,
desprecio la vida inmortal,
más mi inmortalidad se encuentra,
allá a lo lejos,
en el canto de las gaviotas,
amado mar gallego que surcan,
mientras nobles mujeres preservan,
mientras nobles hombres pescan,
allí esta mi inmortalidad,
en la nobleza de sus acciones,
en la bondad de su alma.

Y sea mi furia la que me surque,
el grito de una juventud,
el alzamiento de una generación,
el final de una era,
el comienzo de otra.

Y atrás quedan los cantos de derrota,
aquellos que nos despreciaban,
aquellos que con nosotros creían luchar,
más eran fuertes de cuerpo,
cobardes de corazón.

Pues mi guerra es una guerra,
una guerra por no un destino,
si no por millones,
una guerra por la vida,
una guerra por la libertad,
por el derecho a pensar.

Así pues mientras silbe la metralla,
Yo os digo que me veréis,
desnudo y corriendo hacia el final,
más mi ropaje el sol y la luna,
y cantando abriendo la brecha,
allí Yo os daré todo aquello que desais,
y sean vuestros sueños la realidad.

Adelante adelante,
la batalla ha comenzado,
la batalla entre dioses y titanes,
seguidme a la vida,
adelante adelante.