jueves, 5 de mayo de 2011

LA MUERTE DE JULIO CESAR


Julio, has muerto, por la espalda,
te apuñalaron, doce, como doce meses del año,
una por cada mes, tres por cada estación,
tu muerte fue lenta, fue agonizante,
y frente a Pompeyo cerraste los ojos,
el Palatino nunca te olvidará,
tú, el eje de Roma, el sueño del Imperio,
al servicio de un Estado que te traicionó,
la guerra es para los guerreros,
la sermonería es para los dóciles, para los políticos,
tú, Julio...

Bruto cayó presa de su miseria madeletta,
en defender a una república extinguida,
aún honor tuvo en su propia muerte,
de luchar por ideales, por pasiones muertas.

Pompeyo fue amigo tuyo, tu aliado,
y rota la amistad cuando Craso cayó,
en el averno os matasteis,
al cruzar el Rubicón, por tu honor defender,
-"Alea iacta est"-,
bramaron tus tropas y sobre Roma,
tiñó Marte el cielo purpureo,
ciñiendo el bronce a la espada,
tensando el arco a la flecha,
sangre al Tiber,
muerte...

En la idus de Marzo por la espalda,
te asesinaron,
y no sin razón pienso que fuiste tu,
quien tres por estación te apuñalabas,
dando sangre, dando honor, a los dioses caídos,
a tus enemigos sacrificados, por un ideal, Roma,
purificando tu estia, tu sed de perdón,
ante guerreros abucheados en la plebe,
de las tierras galas sangrados y honorificados,
ahora pasto de las hienas,
y tu, y tu llorabas por ellos, a sazón te apuñalabas,
cayendo envuelto en propia sangre,
desnudo ante Pompeyo, caído ante tu venganza...

Pues Julio, ayer como hoy, hoy como mañana,
hombres somos los que nos apuñalamos,
verdades que como puñaladas, se nos dan por la espalda,
y nosotros empujamos el filo hasta el corazón,
lamemos cuales lobos, nuestra propia sangre,
la mostramos como muestra de nuestra presencia,
de nuestra cólera por mundo este de traición,
y en el sueño al que tu Roma llamaste,
y en el sueño al que nosotros libertad llamamos,
caemos y morimos, fruto de nuestra propia sangre,
ardiendo, ante la estatua de nuestro pueblo,
y ahí queda en el Palatino nuestro nombre,
grabado, a fuego y sangre...