jueves, 28 de octubre de 2010

SENECTUD


Se me enfría el café, fumo y cierro los ojos,
trato de soñar y no puedo y no lloro,
y suspiro y quieto me quedo, y miro por la puerta del bar,
los ancianos caminan lentamente sus últimos pasos hacía el abismo,
otros sentados se quedan, mirando al alba a lo lejos, cerrarse,
sus manos rugosas, briznas de hierba van palpando,
en la soledad, en la penumbra de sus vidas, ahí están,
sentaditos, que la muerte les apaciguará,
y una sonrisa emerge de sus labios,
sus lágrimas bajo el frío del Otoño se congelan,
formando estalacitas, que goteando van recuerdos,
frente al árbol que aún conserva sus hojas,
ellos ya han ido de la vida y solo secarse les falta,
y arrastrados son por el horizonte del olvido,
y miro cercana a mi soledad,
y miro cercano a mi silencio,
que como una hoja seca me siento,
y solo esperar me espera,
en el sinfín del horizonte, perderme,
soledad...