martes, 3 de febrero de 2009

FRAGMENTOS DE LIBERTAD: V


"Tras las cuevas albergadas en nuestras cumbres el mundo hallará su igualdad promovida por aquellos que habitaron en ellas.

El hombre que sintió curiosidad y miro a la montaña y trato de comprenderla en su soledad más absoluta, fue atraido por ella a su cima escalando en la penosidad mientras otros a lo lejos, se reian de el y en el valle llevaban una vida de esclavos a la que llamaban comodidad.
Allí en la cumbre cuentan que aprendió a dialogar con sigo mismo y a auto comprenderse dominandose asi mismo. También cuentan que allí nació Dios, es decir la máxima aspiración del hombre.
En la llanura los esclavos crearon dioses para dominar a aquellos que les habían otorgado la libertad y les esclavizaron, sin saberlo se estaban encandenando a si mismos.
Pero tras el primer hombre le siguieron otros tantos disconformes con la vida de servidumbre que llevaban y una vez otorgado el supremo conocimiento, una vez todos viendo el caos reinante allá abajo decidieron reunirse y acordaron bajar y traer de nuevo el orden a los que eran de su sangre, pero a su vez les eran inferiores en espiritu.
El orden se impuso.
Pero nuevamente la historia vuelve a repetirse y necesita de hombres que acompañados de algunas mujeres asciendan y con aires nuevos renueven el aire de la cumbre y aprendan para poder innovar y llegados el momento desciendan de nuevo, pues ellos seran los veladores del orden.
Esto nos enseña que las sociedades unidas por una misma sangre se dividen en castas superiores (orden) y castas inferiores (caos). Lógicamente la primera domina a la segunda pues esta es como un cervatillo que sin saber andar y sin querer aprender gracias a su madre por más que trate de dar un paso siempre errara.


Ambas se repelen y a la vez se necesitan para poder cohexistir.
Pues este es el modelo universal por el que se rige nuestro Universo"

POEMA DE LA TRAGEDIA DE EDIPO


Madre,
madre,
quiero follarte,
quiero poseerte con mi corazón,
como a una diosa.


Padre, padre,
quiero matarte,
como a un enemigo,
quiero la vida
sin compasión arrebatarte.


Tarde de cuchillos,
tarde de silencio,
los caminos a Tebas,
de purpura tiñeron.


Tiempo que pasa...


Mi madre ha muerto,
la vida entre llantos,
a la muerte de mi padre,
noticias vinieron,
la muerte el corazón
de pena en amargura,
arrebató.

Oh hija mía,
amada Elektra,
por mi no llores,
hija y hermana mía,
más la pasión,
me obliga a amarte,
lejos, lejos.

Locura...

Mis ojos lloran sangre,
y mi corazón suplica a los dioses
ser desterrado,
a donde el tiempo pueda herime.


Me voy hija y hermana mía.
Adios, adios.