domingo, 21 de junio de 2009

CANTO A UNA PAZ Y A UN AMOR PERDIDO

CANTO I

Miro hacia el cielo y punto fijo me quedo, en lo que conciben las estrellas, mi mirada.

Pongo la mano en el corazón y lloro, mirando al cielo estrellado, sopla el viento suavemente como si una honra de despedida, por tal dura y amarga existencia se me diese.

Miro a los árboles, ellos me miran a mi, les acarició, tratando de sentir aquello que les da la vida, les abrazo.

Dejo de llorar, mudo sin sentimientos a su interior me agarro...


CANTO II


Te llamabas Mi, aunque para mi, no había palabras para nombrarte, solo había sentimientos, y más allá de eso, un universo entero, en el que espacio no habría para describirte mi amor.

Te vi, tu me vistes, y como un navegante a punto de partir, en busca de estrellas y de soledad, en mitad del triste asfalto, entre sonrisas y llantos, tus ojos eran vida, era como ver una luz en mitad de la oscuridad y que hasta bello mundo aunque por unos instantes fuera, volando me transportase, y fuese el brillo algo que palabras no tengo, si atino a decir, mi señora.

Que vos con su cabello, dorado del sol, peinado por la luna, pues menos no fuisteis ni sois, la gran dama, la gran princesa, de aquella cuyo rostro me dejo acariciar, y a un mundo ya he dicho, y no canso, de olores, no lo se, solo se, que en mitad de la tormenta en la cual mi vida, pequeña barca, naufraga, y no hay segundo posible.

Mi, me lo distes, no te lo pedía mi conciencia, te lo pedía mi corazón, y por un momento necesitaba a la mar la calma, aunque solo, por breves instantes fuese, más parecieron me una vida entera.

Mil años, dos mil..., en los números me pierdo,pues solo recuerdos del corazón a los ojos vienen me, y ahora mientras estos recuerdos escribo, es como si a usted, aquella a la que como si una luz en la oscuridad fuese, me hizo feliz, y Yo de amor trate de arroparla, a una sonrisa tierna y sincera, de unos labios tan bonitos, tan bonitos.

Pero es que aunque fuese tu cara un ropaje corroído por mil y un tormento, de los que mis ojos tienen mucho que contar, te amaría por cien vidas y más eso, nunca me bastaría, daría pues todo lo que tengo, que a fin de cuentas sincerome, es mi vida, es mi alma que desnuda, ayer fue por la suya arropada, más la mía la pertenece, y no hay más motivo para vivir, que tu, mi señora.

Perla por la que un destino a la oscuridad, a cambio de su bienestar entregaría, y último sería, en caer para que usted huyese, y cuando a buen seguro estuviese, caer en la oscuridad, con su reflejo en el rostro, sin importarme nada morir, solo pensando en ti, más que otra cosa hay más bella y por la que merezca la pena que por usted...


CANTO III Y ÚLTIMO


Un mundo de falsos, de corrupción, de odio, sin amor.

Una guerra de dolor, de caos, de locura, en la que Mi, solo material somos, y ya no hay sitio para nuestro corazón, ya no hay sitio para el amor, ya no hay sitio para los héroes, ya no hay sueños por los que soñar, ya no hay amor por el que nuestra vida entregar.

Y solo somos pues como una turbia de locos, de la que Yo...me desprendo, pues no hay mayor peso que lo ajeno, y por ello mi alma quiero desnudar, hacerla bondadosa, y dar para no recibir, si acaso que sea el amor lo único que pida, para poder vivir, un día más...

Mi huya, no se quede, yo cubriré el paso, no se deje engañar, sea libre, no dependa de lo demás, dependa de sí misma, y ame por amar, y ser amada, en la sinceridad, de almas libres, de mundos esclavos, de mundos ilusos.

Desnude su alma, pues si por mi fuera, no la amaría más que con la mía, dado que rostro por tratar de darla mayor sinceridad no tendría, me lo arrancaría, aunque dolor sintiese que por usted solo sería una ilusión.

Lleva usted la punta de una flecha, una punta que la dí, la punta que la protegerá, y ahí guardado esta mi beso, y el suyo, ahora esa flecha será un recuerdo, aunque las dos caras no se lleguen a ver nada más que en nuestros corazones, no se marchitará, y algún día la veré, no la puedo decir lo que haré, pero creo que lo primero, será mirarla a sus ojos, y después soñar...