domingo, 14 de marzo de 2010

EL ANOCHECER DE LOS DÍAS. ESCRITO SOBRE LA MORAL DEL PUEBLO ESPAÑOL


Toda vida, toda identidad de cada pueblo se basa en el ideal de la libertad. Ideal que nos marca desde que nacemos, mediante el cual delimitamos nuestro territorio y marcamos el carácter que nos llevará a la tumba. Pero el ello de la cuestión es que en nuestros días ya no hay honor ni gloria, ya no se lucha por transcender al propio tiempo, y luchar contra la fatalidad del destino.

Ya no se lucha por crear un presente donde podamos ser recordados por nuestras acciones cargadas de heroísmo y de belleza; Ya no se lucha por el amor de los demás, porque sencillamente ya no hay unidad como comunidad que da origen al estado, mediante el cual los hombres se protegen de si mismos, sino que cada uno buscamos desangrar al que tenemos enfrente y es más débil al no haber conciencia común mediante la cual obrar los estatutos sociales que nos permitan regirnos por un principio de soberanía común entre todos los que lo habitamos, y que el estado mediante sus resortes sindicales pueda dar cabida a todas las voces que suscitan intereses y desaprobaciones en su seno.

Porque nosotros mismos así lo sentimos para con nosotros mismos, y el hacer daño nos produce una liberación indolora de parte de ese mal que todos nosotros llevamos dentro, por nuestra perdida de identidad, pues esta pérdida genera la ausencia de la libertad. Y solo somos hermanos que nos matamos los unos a los otros, y ya no como antaño que eramos unidos en la vida, sino que ahora somos unidos en la muerte, y ni siquiera descansan nuestros cadáveres en el frío invierno, ni ven sus recuerdos alzarse en la verde primavera. Y todo por el odio, y la decadencia a la que nos estamos viendo abocados.

Decadencia de la que solo se benefician unos pocos llamados políticos, y otros tantos llamados artistas. Todos ellos de dudosas cualidades para los oficios en los que trabajan. Pues como ya dijera antaño, nosotros solo valemos para ellos un voto más para hacerles más ricos. Eso es pues, lo que vale España, un miserable papel que se quema con el paso de los años, como lo hacen todos los libros de nuestra larga historia, dado que pocas son las personas que la sienten y la aman como tal. Obviando las diferencias que la han creado, pues al fin y al cabo ante los ojos de la historia todos somos igualmente tan culpables como tan inocentes. Pues son las pasiones propias de nuestro pueblo, propias de lo humano las que nos llevan a pelear por saber algo más. Por saber un algo más que en ocasiones se tiñe de sangre, pero a fin de cuentas,nacemos con los ojos vendados por el rojo purpura dorado por el sol de un nuevo amanecer, morimos con el mismo rojo purpura oscurecido por el ocaso de el final de nuestros días. Pero tal vez en eso resida la esencia humana, el luchar frente a las inclemencias de la vida y apreciar la oscuridad y la luz, a todas por igual, como condicionantes en nuestra existencia.

Respecto a esta dramática situación en la que se encuentra abocado mi país,algunos dicen que como españoles que somos nos salvaremos de esta crisis moral que nos acecha como en una guerra por todos los lados, hasta el punto de desangrarnos y hallar en el llanto nuestro único consuelo frente a tanto dolor, mientras inútilmente tratamos de avanzar y romper el cerco que los opresores y el pueblo herido en el corazón mismo, nos han trazado. Pero el odio generado por la falta de ser nosotros mismos, como unidad intangible y poseedora de la equidad, nos hace matarnos y odiarnos entre nosotros. Y de malamente abrazar a aquel cuyo puñal muerte dará por la espalda a quien le abraze, y asesinar a aquel/llos que amen a todos por igual, y sea ecuánime voluntad la de salvar a España y al pueblo español por medio de la justicia.

Pero para que halla justicia ha de haber como ya he citado al principio, honor y gloria.

Honor por saber hacer frente a la muerte mientras las lágrimas nos invaden. Agarrar la bandera de nuestra tierra España y morir por nuestro pueblo amándolo sin distinción, a todos por igual. Mientras le vemos sucumbir en el odio generado por las dos España, que solo buscan como únicos ganadores el precio de la sangre, mientras unos se encargan de limpiarla y de escupir en las tumbas donde yacen sus camaradas. Pues ellos son los políticos de un lado y de otro.
Y la salvación no llegará hasta que el pueblo español logré salvar sus diferencias políticas y abraze el verdadero sentido de la igualdad y la justicia basado en la libertad. Pues son conceptos que hoy no es que nos den risa, es que nos dan la risa y fatidicamente, la muerte.

Gloria por no sucumbir ante la desesperación de ver inescuchada nuestra voz, pues en la perseverancia,el amor, y saber escuchar a nuestro pueblo, reside la virtud. Pues son auténticos ideales aquellos que se labran en la lucha de los individuos frente a las inclemencias del destino, y que tras largos años de lucha y de generaciones pasadas por el silencio del olvido, son aquellos que labran en la equidad su autentica razón de ser.
Pues digno de todo hombre y de toda mujer, es de ser recordados por un pueblo por el que se luchó con la última gota de sangre.

Así por ello, en el silencio que otorga la pena, y la espada que da origen a la melancolía. Pueblo europeo y sobre todo español, que llamado pueda estar ante el fracaso, que sepan sus enemigos, que estamos dispuestos a amarlo hasta el final y a luchar por él. Pues en su gente esta su voz, y en sus palabras, su razón de ser.

POR LA LIBERTAD DE ESPAÑA
POR LA UNIDAD DE SUS HERMANOS.