viernes, 15 de abril de 2011

LLAMADME CABRÓN


Sí, soy un cabrón,¿pasa algo por ello? Yo nací en los noventa, crecí en un mundo sencillo, aún me acuerdo de donde hay una roca en tal playa de la zona de Almería,¡esa jodida roca mirando al Sol en la estelada del mar me marcó. Sola frente a lo incierto, presa de su soledad, del pánico al verse arrastrada, sin embargo aguantando frente a todo, lo conocido y lo desconocido. Aquella hermosa roca habitada por algún crustáceo que singular, pero la apreciaba! Y ahora, yo estoy aquí, en este mundo de caos, en este mundo de espectros, no hay vida, ni tampoco hay muerte, no hay absolutamente nada, y sin embargo yo estoy ahí, entre ellos. ¡Me rebelo contra todo, chillo en la calle, y que más da si nada hay! ¡Y lloro de rabia, miro a las mujeres a los ojos y veo un mundo que piensa que esta maldito, y lloro y lloro por dentro, no pido un beso, ni menos follar, pido leerla el corazón, tener algo de paz apreciando algo que ya no se aprecia, la inocencia, la bondad! Me oculto tras unas gafas de sol, es de noche, muchos ríen porque ¡oh vaya, las gafas son de sol y no son de noche, no lo sabía! Y la realidad es que trato de ocultarme no mostrando mis ojos, mostrando solo mi palabra, más y estoy a veces algo cansado.Y trato de huir, presa de mi delirio, pues amo a mi pueblo, me gusta conocer a cada habitante de esta mi tierra, amarle, hombre o mujer, ver más allá de su condición genérica, ver la esencia que le hace respirar. Y sí, por eso muchas, muchas veces lloro, porque para mí no existe el día al igual que tampoco la noche, no me guío por nada, mi senda es el más allá de lo que se cree poder ver y apreciar. Y lloro, sigo llorando y deliro, chillo de rabia, pero sin embargo aquí estoy...

-Yo soy aquel que camina entre vosotros y vosotras, vosotros me veis como uno solo, vosotros mencionais mi nombre, con risa o sin ella. Pero yo, yo Alexander os menciono por vuestro corazón, os amo a cada uno y a cada una, para mí sois la presa de mi locura, por amaros...

-Y en vosotros veo a la rabia, a la impotencia, veo el querer ser pero no poder llegar a serlo. Os han engañado, os prometieron un mundo de felicidad y en lugar de eso os engordan y de vuestro cadáver sacan dinero. No sois libres, creéis serlo, ¡no lo creais, simplemente serlo!

-Yo soy aquel en cuyo ser se manifiestan las almas de aquellos que ya no vagan por entre nosotros. Yo soy la cólera de Klaus Kinski. Yo soy el erotismo de Pier Paolo Passolini, yo soy su bisexualidad. Yo soy la melancolía de Poe. Yo soy el delirio y el sufrimiento por la sinrazón de los hombres en lucha en los abismos de la vida de Dante. Yo soy la metafísica de Julios Evola que allá su alma todavía divaga en la montaña. Yo soy el apasionamiento por luchar por causas pérdidas como hizo William Wallace. Yo soy aquel cabrón y embustero que juega para daros la verdad, que mediante la mentira sea vuestro inconsciente quien la descubra, Platón. Yo soy aquel que habla de una evolución, que del hombre y de la mujer, morirá el cuerpo y pervivirá el alma, el ser humano dejará de ser gusano y será águila y volará hacía el Sol, Zaratrusta. Yo soy aquel loco, pervertido e inmoral que se deleita blasfemando sobre vuestra esclavitud, que borracho habla en verso, camina por las calles, y que desea mostrarse tal y como vino al mundo, mi amado Byron. Yo soy la tibieza de Keats. Yo soy el hombre que se tira al vacío y chilla de genialidad, hace de su vida un arte y se imagina una ciudad de esclavos donde una sola persona puede cambiar el mundo, frente a la frialdad de la ciudad, y ese es Fritz Lang, autor de Metrópolis.
Y a mi nuevo amor:Yo soy la rebeldía y la continua tortura de Charles Baudelaire. Ayer de noche, con el reflejo de la luz del ordenador, miré fotos suyas, y a medida que más y más fijamente me quedaba mirándole, más y más lloraba, era él quien me hablaba, quien me contó lo solo que se siente, lo mal que lo pasó. Pero me dijo que debía de ser fuerte, debía rebelarme, ser uno solo si hace falta frente a todos, un alma, más que carne, esencia, fuerza. Y en su rostro vi a unos ojos que me hablaban, que a medida que nuestra conversación seguía iban cambiando de expresión, ¡y no me lo creía, no estaba borracho, es así, es cierto, porque más allá del papel está la fuerza del ser que vence al tiempo y al espacio, y se queda grabada su esencia, y es eterna!

Yo soy todo ello, más allá de todo, de todo lo conocido, yo soy lo desconocido, soy el miedo, la oscuridad, la tristeza, la melancolía, la amargura, la desolación del Tártaro, el pecado, el erotismo, la vida, la alegría, el sueño, la cólera, la pasión, la rebeldía, la libertad, la locura. ¡Yo soy el caos, quiero destruir al Estado, acusadme de ello, encarceladme por daros la libertad, por ser todo aquello que queréis ser, hijos de una Patria en ruinas que camináis por entre sus cenizas, os lamentáis por ello! ¡Yo os doy todo aquello que anheláis, y me acusáis por ello, me llamáis loco, me ofendéis, y no os dais cuenta de que yo os amo, os lo doy por ganar vuestra libertad, pueblo mío! ¿Queréis ganar vuestra libertad, realmente lo queréis o preferís seguir siendo esclavos, inocentes guiados por toda esta mentira que vosotros habéis creado y que os hace llorar, os quejáis, pero sin embargo luego os da igual? ¡Hermanos y hermanas mios y mías, de la palabra mi mejor arma, mi don más preciado, yo os honro porque me honro a mi mismo, honraros pues a vuestro ser, sed libres!

Y así habló Alexander...