miércoles, 27 de octubre de 2010

BREVE REFLEXIÓN SOBRE EL CONCEPTO DE TRAGEDIA


Nunca se muere, siempre se es eterno, el final es algo que no existe. El sentido trágico con el que otorgamos poder a nuestras vidas solo es una concepción artística. Es cierto que el hombre en sí mismo constituye una tragedia en sí mismo por el miedo a lo desconocido. En sí misma la tragedia es algo innato y que forma parte del Cosmos, pero ello no quita que se pueda ir más allá de este limite, convirtiéndose así en algo que no tiene un punto final, sino que continuamente se va renovando a medida que el tiempo, concepción humana, sigue avanzando.

En la medida en la que ese vació persiste la idea de ese final sigue existiendo. Pero ahora mismo ello no se tiene que ver como una imposición. en sí esa especie de peso constituye el único fin por el que el hombre consigue elevarse ciclicamente y renovarse con más fuerza.

¿El fin de ese destino?, la respuesta es clara, no existe el destino, es algo que simplemente se crea para dar concordancia a nuestra existencia ante la inminencia de la muerte. Pero ello no gusta que sea algo negativo. Más bien la creencia en las fuerzas oscuras de la existencia es lo que permite al hombre ser hombre como unidad en sí mismo, es decir, ser un ser. La fusión de los negativos conduce a los elementos positivos. En sí mismo su negación, la huida de la razón de tales concepciones y ya el hecho de negarlo, constituye el inicio de la tragedia negativa. Su reverso es la aceptación del hombre como ser que a la vez que carga, se libera progresivamente mientras la línea del tiempo discurre por el vació, avanzando y tejiendo cada sujeto, irónicamente, su destino. Lo contrario significa llegar hasta la auto destrucción de la existencia como un cumulo de materia positiva de signo negativo que termina ardiendo en sí misma y perdiéndose en el cosmos dando origen a la nada, es decir, a la sociedad moderna.

Con esto termino mi breve exposición sobre mis ideas acerca de la Tragedia de la cual he hablado poco, queriendo desarrollarlo más por el sentido final de la existencia común de las cosas entes vivos.