lunes, 12 de enero de 2009

Poesía dedicada a Marco Aurelio


Salvan el sonar de las tormentas al paso de Marco,
el magnánimo,
luchador de espada y arco de gran maestría,
en sus manos se ve al divino Aquiles y al maestro Filotectes,


Salvan el sonar del viento rugiendo por los montes al paso de Marco,
el poeta
amante del verso, versador de entre versadores,
en su voz se escucha a Aristoteles y en sus palabras a Hesiodo.


Salvan al sonar los auras al paso de Marco,
el pagano,
defensor de los dioses con amor y presto cuidada dedicación,
en sus cultos se ve al pueblo, pues este esta con Él.


Tocan las trompetas al ritmo de los vientos,
vuelan a ras de su figura aquellas lanzas de Zeus,
veladoras de la paz y el orden divino,
más su brillo se funde
en el fervor de la plebe que su brazo agita,
con rosas y violetas, más su saludo clama más que cien tormentas juntas,
al paso de su carro por cinco caballos de Apolo, tirado.


Haga frenta a su luz triunfal el arco,
mientras Leonidas aquel hijo de Heracles,
rey de reyes con sus soldados mirale,
junto a sus leales de orgullo arropado.


Baja,
claros sus cabellos de oro,
ondean al soplo de la brisa, al de la muchedumbre,
que le clama como si de un dios tratase.


Posase junto al altar ya subido peldaños marmóreos,
posase frente al altar de los dioses,
a estos por la victoria rinda libaciones.

Aceite,vino, sal.

Aceite, en honra a los dioses que conceden la vida,
Dafne con tus cabellos prados riegas,
y nuestros corazones iracundos apaciguas.

Vino, por la sangre de los por la Patria caídos,
que yace en su memoria, la del pueblo,
en su corazón su legado.

Sal, por viejas heridas sellar con el pasado,
y aplacar las iras de los muertos,
y no tiña la sangre de odio y conservese.

Termina y al pueblo sus ojos alza.

Su brazo eleva en vista al sol,
mientras este iluminele,
por momentos sease solo luz,
rendido el pueblo ante sus pies,
y El, ante los suyos,
clamen todos bendición,
y pidan por el destino a Ate, Dice, Nemesis.

Mireles Marco
de apellido Aurelio
,
mirele el pueblo.


Salve Imperio.

Canto a la victoria

Aminora la mar su embate
contra las bravas aguas del norte,
y de esta salen a relucir la gloria,
dejada atrás en el campo de batalla,
la gloria de los vencedores.

Tras tiempos de incertidumbre,
de dolor y precisabase, agonía,
con llanto, mucho llanto,
en días largos como todos los solsticios
habidos en nuestra vida y por haberlos.

Penas chocando una vez más,
embates de la desesperación,
mientras a poco, a poco,
El Gran Árbol ivase corroyendo,
pestes seductoras,
y de almas secuestradoras.

Mientras pocos resisitiamos,
a tales embates,
solo con la fuerza de nuestros pensamientos
haciamosles frente,
hermanando por salvedad nuestros destinos,
ligándolos cada uno a nuestra historia,
presenciando el adiós de unos,
la venida de otros.

Juntos, juntos,
lo conseguimos.

Y mientras en Europa se escucha
libertad, libertad,
amada ramilla de los dioses,
floral en la vida y en la muerte.
tu que ahora reluces,
otorgadora de la esperanza,
por el norte,
por el sur,
siempre a nuestro lado has estado.

Ofrendamos pues ahora tras la victoria,
libaciones a Europa y a los dioses,
y en medio un fuego se halle ahora más cebado,
y preserve su ethos brillante,
a un tiempo que nos perdona,
a una historia que postra,
y rinde honores a sus libertadores.

Cantemos, cantemos,
la canción de los viejos tiempos,
y juntos bebamos,
mientras en el cielo se dibujan las estrellas,
augurios de brillante destino.