viernes, 10 de junio de 2011

LÁGRIMAS EN LA CALLE


My lady te miré,
my lady de ti me enamoré,
my lady te amé..

Bella mujer que bella con tus ojos me miraste,
al corazón puesto en vilo, tu me esclavizaste,
me robaste la tristeza y de mis ojos la borraste,
se paro el tiempo y mirándote quedo prendado mi corazón,
mi alma en vilo por de ti no poder separarme,
pues bellos eran tus ojos que dulzura,
el brillo los engrandecía,
estrella mía mirando en la inocencia,
estrella mía mirando en la felicidad.

Como un cigarro la vida se consume,
cada calada es un paso más hacía la ceniza,
que se esparce por el dilema de la nada,
y vacía arroja la última calada hacía el mundo,
perece en la noche que oscura,
se consume a sí misma,
pero tu y tu no,
estrella que siempre brilla, mas y nunca perece,
estrella que me diste brillo,
me diste la paz y el amor,
y por ti a la guerra renuncié,
pensando que jamás volvería a palidecer,
en el ocaso de la vida, en el ocaso del destino,
que sería eterno astro girando entorno a ti,
loco de pasión, borracho por amar.

...

Lloré eternamente cuan si mil vidas lo hiciese,
en la calle mirando mi reflejo en un charco,
bebiendo en la desesperación,
y mis ojos, y mis ojos llorando de pena,
al ver de nuevo que eras una estrella fugaz,
y que solo me consolaste en el segundo,
que en la nada hechó su última calada,
y desapareció,
mudo y chillando el corazón,
y allá tu brillo se desvanecía,
mientras te marchaba, una lágrima al suelo vertí,
y la lágrima desapareció...

Me vi abocado al alcohol, a fumar locamente enamorado,
locamente apasionado sin ser amado,
caminando por caminos de perdición,
en la inmensidad de la noche que me abrazaba,
que me desgarraba,
llorando de locura, borracho y delirando,
malgastado mi cuerpo por ti,
malgastada mi alma por amarte,
tratando de recordar, que junto a ti feliz me sentí,
y tus manos acariciaron mi rostro,
y volví a llorar, cerrando los ojos,
eterna caricia que más llorar me hacía,
y tu tratabas de consolarme, de calmar mi corazón,
y tu tratabas de mirarme y no podías,
sabiendo de que algo nos separaba, nos distanciaba,
en la lejanía, y tenías que irte, marchar a la luz,
y yo me quedé en la oscuridad fumando y borracho,
como si de un espejismo que mi cuerpo hubiese consumido,
hubiese terminado el cigarrillo y apagado,
lanzado al suelo con fuerza, estallando,
y en mil pedazos rompiéndose,
alma errante y estrella fugaz,
juntos en el segundo, alejados en el minuto,
amor extinguido.

Y ahora bebo para olvidar y fumo para silenciar,
aquella voz de mi corazón que llanta,
por las calles naufragando,
contra las rocas chocando,
bebiendo y fumando para olvidar,
que una vez fui tu astro y tu mi estrella,
y ahora la noche me consume,
la noche me apaga,
y en el suelo muero apagandome,
y el tiempo ocaso mi destino de la perdición,
consume mi destino,
esclavizado por la pasión,
amor...y paz...