miércoles, 30 de marzo de 2011

LA SENDA DE LA ILUMINACIÓN.


Bajo los efectos de la juventud, más allá de ella, por encima de todas las cosas, esta el ser, aquella alma inmortal y por ende eterna, que no se subordina a nada. Y no jaja, no es como muchos pretenden que esta sirva para comerciar y ganar dinero, ellos burgueses de medio pelo jaja. ¡No! Pero por desgracia hay cosas que pocos entenderemos, cosas que van más allá del mundo que nos rodea. Más que cosas, digo esencias, esencias de una nueva vida más allá de esta, una vida que yo vivo ahora. Y es por eso que ante mi se presentan cosas nuevas, energías, caminos en mitad del camino de la vida, como si en mitad de la carretera a mí que soy ciclista mundano derrepente yendo por las carreteras del centro de mi ciudad, notara como sin darme cuenta me guió por nuevas sendas que conducen a mi alma a un vere nouvo. Algo difícil de explicar la verdad, es como si al coger la bicicleta, sortear con cierta peripecia a los coches, autobuses, sintiera que vuelo, que estoy volando por encima de todo, que algo me llama, fuerzas desconocidas en mi ser consciente, pero que mi inconsciente parece ser que conoce. Pero lo más interesante de todo esto, es algo que llevo experimentando desde que era pequeño, y es que al ir por la ciudad, es como si sintiera cada pensamiento de cada persona que se cruza en mi área visual, o simplemente sé que está ahí, como si supiera definir sus sentimientos, que sin conocerla la amara. No sé, cosas extrañas, sentimientos, sensaciones que superan pero que envuelven a mi físico, como si poco a poco se me fuera rebelando mediante mi lucha espiritual una verdad, de la que afirmo y eso lo digo porque así yo lo siento, pocos supieran de su existencia.

Y entonces es por ello que decido ir a la montaña, y ver al Sol de Apolo abrasar mi cuerpo, que con toda su fuerza me brilla cegandome, mas la dureza de la subida, y hacía atrás me giro y veo al mundo allá abajo, y siento como amor, pero a la vez indiferencia, como si yo ya nada tuviera que ver con él en esos momentos. Y entonces a medida que voy subiendo con todas mis fuerzas, siento que algo raro en mí pasa, como si una parte de mí se fuera a desprender de mi cuerpo y echará a volar por la montaña en dirección al Sol de Apolo. Y cuando...llego arriba, me siento coronado con la corona de laurel, frente a frente, frente a los picos que me miran, sé que me miran porque yo les miro a ellos, y es como si todos ellos me rodeasen y me hicieran saber, que esa es mi verdadera casa. Y en esos momentos, es como si me diera igual morir, a la contra, es como si lo deseara para desgarrar mi cuerpo y salir de él volando hacía la luz. Y entonces en lo alto de la montaña camino, veo, no pienso, nada, no pienso nada, solo existo. Y me veo recorriendo un camino incierto, de subidas y de bajadas, y el viento sopla, con no mucha fuerza, como rindiéndose a mis pies. Es entonces cuando con el alma hablo, no hablo con las palabras, hablo mediante el interior de mi ser. No son palabras, no sé, son sentimientos, sentimientos de aprecio, como si algo me ligara a la montaña, una fuerza que me hace sentir superior a todo lo habido y por haberme, y conectar mi cuerpo con la montaña, pero conectar mi ser con el firmamento, como si pudiera tocarlo con las manos en la pureza del cielo azul, que ancho me rodea.


La soledad se siente, estas rodeado de compañeros y compañeras, pero aprecias como si cada uno estuviera enzarzado en una lucha interior, el estado del guerrero que lucha contra sí mismo, como si un aura nos envolviera, y nos sintiéramos titanes en mitad de la batalla desafiando a las fuerzas que físicamente ahí arriba es donde más fácil es que terminen con un solo gesto con nuestras vidas, pero difícilmente con nuestro espíritu. Porque es la fuerza de nuestra alma lo que las aplaca, el sentimiento de respeto los unos con los otros, la ayuda mutua para ganar con el espíritu.Y miras abajo, sientes vértigo en un primer momento, pero una especie de frialdad, de respeto pero a la vez desafío, te impulsa a seguir mirando hacía abajo, sin temer, y en el fondo te ríes porque sabes que has de seguir y nada salvo la muerte, mas y esta desesperará de la tentativa, te frenará.

La conclusión es que al bajar por la ladera terminado el ascenso, tienes la sensación de ser conocedor de mil saberes que solo se van desgranando a medida que va pasando el tiempo. Más allá de los mil saberes, sentimientos, porque ya en la llanura, hay días en los que te sientes vacío, pero en tu cabeza es como si fuera a estallar de la energía que hay dentro de ti. Es como si tuvieras un fuerza tremenda superior a los demás que te hace comprenderles, pero a la vez te hace sentirte solo, aislado. Es como si en mi caso, supiera de que estoy condenado por mi ser a recorrer un camino diferente al resto. Un camino en el que yo solo sigo, me duela el cuerpo o no me duela, he de seguir pase lo que pase, pues es la fuerza interior mía la que me lo dice, que me obliga porque es mi Yo autentico. Piensas que estas solo, que sí que vale, que un día te emborrachas, lo pasas bien con los amigos y todo eso, pero en el fondo, en lo muy hondo de mi, te sientes solo. El dolor se acentúa cuando veo a bellas mujeres desfilar ante mis ojos y deseo estar con alguna de ellas. Deseo reposar, descansar un poco en el corazón de alguna de ellas siendo ella la que descanse, como teniendo algún motivo real en mi vida que me incite a seguir caminando y a transmitirla a ella mi libertad, por amor. Pero el camino ha de seguir, y es la necesidad de ser comprendido, supongo que también su necesidad, la necesidad de una amazona (guerrera. Palabra usada para definir a las mujeres que combatieron junto a los troyanos en la guerra de Troya) para fundirse con el alma de mi yo guerrero, y proseguir y completar la senda de Gaia, la senda de la luz...

La verdad y para que se me pueda algún día entender, es que de todo ello, la idea esencial es la superación del Yo, el avance hacía otra nueva concepción del mundo. Algo de lo que hablo habitualmente en mis textos y poemas, y que poco a poco me voy sirviendo de ello para ir desvelando todo lo que voy describiendo y plasmando mediante mis palabras. Es como que veo una luz, pero que todavía no estoy lo suficientemente cerca de ella, y paso a paso la voy comprendiendo porque me voy despojando de todo lo nihilista y espiritual mundano que me rodea. Estoy trazando mi propio camino, pero mi camino no es el de cualquier joven que aspira a cosas mundanas. Yo no aspiro a eso, me niego, porque no es lo que deseo. Siento una elevación espiritual, no una espiritual de irme al cielo volando cuan pajarito a tomarme vino con alguna divinidad monoteísta, ni tampoco panteísta. Una especie de re-descubrimiento del ser, de eso de lo que los antiguos tanto nos hablaron, una guerra que hubo entre dioses y titanes haga ya mucho tiempo. Obviamente perdieron los humanos por dejarse llevar por sus propias pasiones que ellos mismos crearon, y estas se rebelaron y terminaron por imperar sobre su voluntad. Una guerra plasmada en todos los paganismos europeos, orientales y amerindios. Entonces parece ser que la guerra cambió de forma, y no fue la masa quien estuvo llamada a combatir dado que fue esclavizada por lo dicho ahí arriba. Sino que fueron miembros de esta los que por alguna razón, sintieron en su ser una luz y decidieron partir solos al frente. Esta llamada ha sido atendida por muy pocos en la historia. Unos la sintieron y se corrompieron por ella, vieron que el camino era muy duro (véase Platón) y viendo que no podían seguir aún a sabiendas de la verdad, dejaron la mentira siendo dignos en sus últimos momentos para aquellos que supieran ver más allá de ella. Otros como Hesiodo fueron cronistas de la guerra dado que la vivieron en sus propias carnes. Y más contemporáneamente, hubo quienes la analizaron y se lanzaron a por ella tras una vida de engaños, al servicio de un dogma esclavista (Santo Tomás), así como decenas de ellos que se enmascararon bajo el auspicio del verso, como forma de descifrar el misterio (Baudelarie, Rimbaud, Byron, puede incluso que Lorca con sus constantes referencias dionisíacas etc) Y ahora en este pasado siglo, pues a Evola que se rebeló contra la doctrina de la Italia de su tiempo, dándose cuenta de que el camino era otro, y ese camino se apartaba de la realidad que vivía (Lease el Cabalgar del Tigre, o Meditaciones en las cumbres), también él montañero. Y montañeros pues uno de ellos Hermann Buhl, montañero que tuvo una vida llena de luchas por superarse así mismo, y que murió escalando el Chogolisa (Pakistán) en 1957 junto a un compañero suyo (Kurt Diemberger).

Todos ellos lo sabían y por ello acudieron a la llamada y lucharon y vencieron, otros se dejaron seducir y cayeron, pero aún así la historia los recuerda y gracias a ellos, al igual que obraron y dudaron de sus maestros para hallar el camino, yo obro así, porque lo siento. no quiero nada, no quiero poder, hay algo más allá de eso creado por el material, para mi no existe, no lo deseo. Deseo por lo que lucho. Mi otro objetivo, transmitir lo que siento a mis hermanos y hermanas para ayudarles a ellos y a mi mismo a amarles. Pues he mentido, y no he dicho que cuando se está allí en lo alto de la montaña, es el hecho de que sientes que les amas y que has de luchar por ellos, pero ayudarles para que hallen su camino, Pues el mundo de seres libres que vean más allá de las piedras y que hallen la senda por el mar solo se hará luchando de nuevo en la batalla por nuestro ser. Ya demasiadas guerras absurdas hemos padecido para terminar así de "libres" y de idiotas, y lo siento, pero es que es así al menos según mi punto de vista.

Y termino con un grito repetido por muchos y muchas, pero muy poco analizado: ¡POR LA LIBERTAD!

Un saludo.

DEDICO ESTE ARTÍCULO A MI BUEN AMIGO DAORINO QUE CUMPLE AÑOS HOY DÍA 31 DE MARZO DE 2011 SEGÚN CIERTO CALENDARIO. LOS AÑOS SON PASAJEROS, LOS SENTIMIENTOS ETERNOS,¡SIGUE ASÍ ESTIMADO AMIGO, QUE LOS DIOSES GUIEN Y ALUMBREN TU CAMINO! UN ABRAZO, SALUD Y VICTORIA.