jueves, 12 de abril de 2012

CARTA DESDE LA MAR


Reflexiono ahora mismo alejado del bullicio de la ciudad, de la vida en ella. Ahora mismo estoy en la playa de Mogán esperando la puesa de Sol que tendrá lugar sobre las siete y media-ocho de la tarde. Estoy en una terracita costera tomandome un café, y el mar a mi lado, sus olas chocan contra las rocas, y del sonido de su retirada  mana un llanto especial en las piedras, un "clack, clack" muy relajante. Solamente se rompe por las voces en ingles u alemán de los turistas que pasean y entre ellos conversan alegremente, y que con sus cámaras fotográficas se captan así mismos en su felicidad de la que un día la muerte, tarde o temprano, les arrebatará, y sus sonrisas, solo serán recuerdos, recuerdos que La Mar en su eterna melancolía, grabó...

Y espero, en esta soledad que me lastima por dentro, cordiales palabras de alguien...Pero no, no solo me siento solo, sino que mis sentimientos los unos contra los otros se confrontan, pues quiero alejarme del mundo y sufro, sufro mucho, pero soy feliz.

Es duro afirmarlo, y más en la dualidad en la que me veo inmerso, pero ha si pues ha de ser. Solo así me veo forzado a escuchar las súplicas  del mundo desde arriba, y contemplar su magnificiencia, sin nada me estorbe. He de seguir pues purificandome por dentro, mi alma, pues solo así podré hallar respuesta a los dilemas que mi existencia me plantea.

Escucho a los medios hablar y debatir sobre la pantomima en la que ellos creen que es nuestro sistema; por doquier veo a personas engatusadas por las bazofías que esta sociedad las da; veo a jóvenes borrachos, en su "felicidad" aparente, pues luego, todo por propia experiencia es una mentira, un juego en el que los egos y los miedos, juegan su papel más importante. Luego en las manifestaciones religiosas, veo a personas llorando ante las estatuas que dicen figurar a alguien/es que hace milenios murieron. Su miedo se mezcla con su pasión exorbitada pasión por la que tratan de contemplar, al menos algo, insignificante de ese paraiso que un día les prometieron cuando eran crios sin nada a lo que aferrarse, en la conciencia más pura por la que el ser humano atraviesa. Y es irónico, pero luego esas mismas personas que tanto lloran, no lo hacen ante sus hermanos, que cada vez con más frecuencia, y muchos más de ellos, sufren, sufren en el silencio...

Sobre ello, sobre mis meditaciones de las que en mis poemas u artículos ya he hablado suficiente; me veo como en un engaño. Alexander para mí ya es una mascara, y sus sueños e ilusiones igual, por mucho que ese nombre lo haya sido todo para mí. Y ese es el problema, que creyendolo ser todo, en realidad no era nada, y por eso tanto como los demás, en la vida, tropezaba, solo que era (y/o) era consciente de ello. Veía como me caía, pero no veía el horizonte que se desplegaba ante mis pasos. Y entonces ahora veo que ya no me hace falta, que no me siento identificado, sé que vivo, que respiro, pero nada más. El amor, el placer, la amistad, todo se me hace contradictorio, y entonces alcanzo a atisbar otro nuevo significado, otra esencia sobre todo ello, alejado de la mascarada del ego a la que se someten. Y es fruto de ello por lo que surge la agonía que tanto padezco, por verme solo, errante, y deseoso de querer descubrir el transfondo de todo esto.

Y las preguntas de siempre: ¿Estoy solo en esto? ¿hay más gente como yo? Y de ser así, ¿qué será de nosotros? ¿acaso pues, el destino de las estrells nos tiene encomendada una última misión antes de marcharnos para siempre de este mundo, y continuar con nuestra senda en el sinfín del infinito eterno?

Ahí lo dejo...

FOTOS DE LA MAR