lunes, 25 de enero de 2010

CARTA PARA UNA ESPAÑA MISERA Y POBRE DE ALMA


Mucho se habla de aquellos que defendemos a España como tal,demasiado, ser español es lo que tiene, "de lengua tan larga como espada en el filo". Mala suerte, al fin y al cabo es lo que hay, es lo que toca, tragar las miserias de una sociedad por la que a titulo personal me siento condenado, hace mucho sin saberlo, ahora desde hace unos años concienciado de ello, pero el problema persiste.

Y pasan los años y nada cambia, pienso para olvidar o tal vez recordar, pienso para dejar de pensar en el mundo como tal, y solo me veo errando por las calles de mi amada ciudad cuya historia siento en cada piedra colocada humildemente, con esfuerzo y traicionado por un obrero, al que este país paga con la miseria y el olvido, mientras unos cuantos señores y señoritas se dilapidan el honor y la vida de un pueblo que es "bobo", y de cortas palabras no me excedo, más mi labia puede y con mucho a todos aquellos que de larga mano pero de corta palabra son.¡Maldita sea, nada cambia!, porque nobleza ya no hay, y maldito es el tiempo que me ha tocado vivir, a mente errante sin descanso como la mía, más me cuesta con dolor acordarme de tantas historias, que mudas, mueren a la sombra de una España misera y traicionera con aquellos que la aman, y cuya vida abocada como la mía y soy sincero, más la perdición es mi más preciada consideración, sufren.
Puedes dejarlo, digo me, queriendo saber que siempre hay una vía de escapar, pero dejarlo, y después,¿que haré, seré como ellos, uno más, un idiota condenado a caminar por una senda que no es la mía?.-No me digo, y cierro el dialogo-, prefiero andar entre llamas si alguno con algo de consideración entiende. Porque ser español y te das cuenta ya joven, es ser un sufridor, amar y confiar en todos aquellos con los que te cruzas, pues bondad crees que reside en su corazón, aunque luego vacío se quede.

La pena, de querer ayudar, de desvivirte si es necesario, con unos y con otros, la meta es la de siempre, conseguir que se salga de una misera que nunca fue económica como nos dijeron en su tiempo y ahora nos dicen. No, una miseria moral, una ruindad en la que nos sumergimos cada día al salir a la calle y andar y llevar una vida que no nos pertenece, o que Yo profundamente siento que no, pertenezco, porque soy un soñador y todavía creo que hay esperanza, aunque sea solo una poca, para este mundo de mierda, para este país sumido en la ignorancia del corazón.
Sigo creyendo todavía en que recuperaremos nuestro honor y habrá un mañana mejor, salvo cuando veo a mi amado y sufrido pueblo caminar y me doy cuenta que la batalla esta terminada, pese a que vaya a luchar hasta el final, y prefiera caer creyendo que todavía es posible.

La pena me azota, y ya mi nombre es confundido e injuriado, me da igual, lo que tenía que perder ya lo he perdido, pero habrá algo rufianes que nunca me arrebatareís, y será el ímpetu y la arrogancia de amaros hasta el final de mis días, y ello quiera que sea pronto. Pues muchas cosas puedo tener, de todas ellas me despojo, la libertad pues, reside en los sentimientos, no en el material como vosotros creéis, asesinos de la libertad y la igualdad que con vuestras malas palabras tanto predicáis. Y hablo para unos dogmáticos de la izquierda que hace tiempo arrebatasteis su ilustre significado, y para otros traidores de la derecha cuya codicia llega a tal, que sois capaces de arrebatar la vida a vuestros seres queridos si ello se precisa; Más nombro también a aquellos que con migo alguna vez habéis compartido mis andanzas y en pocos casos me habéis hecho compañía en mi viaje, viaje del cual os cansasteis y decidisteis esclavizaros y tratar de imitar mis huellas porque carecíais de ellas,¿acaso no veis que solo sois sombra, y acá hace mucho el cuerpo abanderasteis?.

A todos por igual, que con mi odio os miro pero que por la ira mi corazón os ha de amar a todos por igual,y labrarme el fin luchando por una España que pintada de lágrimas ahora yace cercenada.Al fin y al cabo esta es la España de Quevedo, la España de Machado, la España de Unamuno, la España que todos amamos por encima de las ideologías que gobiernan a un pueblo ignorante. La España por la que sufrimos y por la que como única moneda a cambio pedimos la liberación de su pueblo, y fundamentalmente la paz, paz que muere al doblar la esquina del callejón de la miseria, de un país que como mujer que es ya ni puede tapar bajo el vestido de seda los moratones que sus hijos la causan matándose entre ellos.