miércoles, 9 de febrero de 2011

CANTO A LA TRISTEZA DE EL FINAL DE LA VIDA


¡Oh hombres!
hombres bellos y eternos,
adversos a la eternidad,
que morís por el segundo,
que morís por el olvido,
fruto de vuestro llanto al verse germinado,
entre los campos del destierro,
al clamor de los soles y las lunas,
que por ellas
matáis por la esperanza,
por vivirla con vuestro corazón,
amarla sin dudas que puedan dudar,
solo con el corazón,
y seguís llorando,
y seguís llorando,
de la pena que os hace veros solos,
el llanto germinado.

¡Que dolor, que dolor!
más dolor no hay en el mundo,
no puede haber más,
este dolor es infinito,
el que nos cercena la vida,
que muere en el segundo,
el segundo consume al segundo,
y la vida marcha hacía el destierro,
por campos de silencio,
al olvido de los soles y las lunas,
y ahí yace un nombre,
un nombre olvidado...

Recordad su nombre, hombre o mujer,
fue una persona,
hallada en su sepulcro,
es ahora cuando hacemos aquello,
que en vida no hicimos,
llorar por el él o ella,
mirarle a los ojos de ese frío altar,
edificado sobre la triste roca,
ojos grabados en una fotografía,
de cuando aún tenía esperanzas,
y a la muerte daba por vencida,
en la flor de su plenitud.
Llorad como lloró él o ella,
por vosotros y por vosotras,
mientras lentamente se consumía,
por el llanto de los hombres,
por entre los campos del destierro.

Miradle ahora que ya no esta aquí,
que solo ahora su cuerpo como su nombre,
en el silencio del cementerio,
en el cantar triste de las hojas,
en la oscuridad de la noche,
que frías son las piedras de este mundo,
y ahora es cuando el mundo frío se nos muestra,
piedras que nos hablan de vidas de personas,
piedras que nos hablan de silencios,
pues muchos nombres borrados por el tiempo
así han sido,
cercenados por las lágrimas del cielo.
Ahora ahí yacen, tras cortas y largas vidas,
en la inmensidad de los campos del destierro,
en soledad, en su profunda y triste soledad,
sin soles y sin lunas,
mecidos en la oscuridad,
ahora ahí yacen, en silencio y olvidados,
tras cortas y largas vidas,
nombres, fotografías, cobijados bajo las frías piedras,
que hacen de sepulcros para la vida,
mientras el cielo llora lágrimas,
y lentamente, va borrando a la vida...