sábado, 14 de mayo de 2011

EL RECUERDO DEL GORRIÓN


Silencio que evoca a la soledad, en el atardecer de la primavera, el Sol unde sus zarpas en el iris y es evocado el recuerdo, el sentimiento...

Estaba asustado, fumaba, sentado en aquel banco de mármol. Sus ojos estaban ocultos, escondidos de aquel mundo, que alegre, sin pausa, ante sus ojos se escenificaba. Él lo percibía, sentía la presencia y la alegría grácil de las bellas mujeres, tiernas, mecidas en la flor de la juventud. Él también era joven, pero ya no era parte o al menos así se sentía, de esa juventud. Detestaba estar en aquel lugar, aunque en el fondo, cuan lobo herido, gemía en lo más profundo de su corazón por verse necesitado de una mujer que le amase, que lamiese las heridas de su alma...

Un pajarito, gorrión salido de su prematura infancia, ante él se posó, y se quedó. Se quedo mirandolo, y mientras fumaba y fumaba, exhalaba las últimas caladas de su cigarrillo a punto de consumirse. Mirando el puntillear de su saltar, por entre el poquito y poquito de aquel escalón. Se consumió su cigarro al mismo tiempo que su mirada, y esbozó una leve sonrisa deseando que su visión fuera eterna. Mas y se plasmo en lo hondo de su ser, aquel reflejo que a la más añorada infancia, le hizo evocar.

Recuerdos perdidos que el mar de la vida a la orilla del corazón, pasado mucho tiempo, devuelve las conchas y aún permite que sean escuchadas las diminutas voces, que dejaron su anhelo por un mañana y que jamás pensaron que serían escuchadas...