lunes, 7 de febrero de 2011

JOSE CARNERO, ASESINO PARA UNOS E INOCENTE PARA OTROS. SOBRE LA PROBLEMÁTICA DE LA JUSTICIA


Leo muchas veces en los periódicos, en la prensa escrita y digital sobre todo, noticias, muchas noticias, pero pocas tan interesantes como esta, la de Jose Carnero el “asesino” en Lugo.

La historia de Jose Carnero es la historia de un hombre de campo, de un bruto si algunos le han de llamar así, y la de una persona con un problema que va más allá de un asesinato, que ya suficiente desgracia es para la chica con cuyo asesinato se le ha vinculado durante de tres años, y los cuales, ha pasado en la cárcel.

Hace una semana nos enterábamos de que un juzgado popular acaba de absolver a este señor por un crimen que según este populacho no cometió. Faltan pruebas, faltan pruebas, pero sin embargo los informes psicológicos nos hablan de alguien más que de un santo inocente se tratase. Nos hablan de un desequilibrado, de un enfermo mental que a día de hoy sigue en tratamiento. Las pruebas no están en la escena del crimen, más bien están en la mente perturbada de Jose Carnero. Alguien que ahora aunque parezca insólito para nosotros y aberrante respecto a nuestra opinión sobre la aplicación de la justicia en España, es alguien que nada más salir de la cárcel con toda la impunidad, basándose en una decisión judicial, nos confiesa en La Voz De Galicia que sí, que el fue quien mató a esa chica. Sin arrepentirse, sin tener que deber nada a nadie, con toda la frialdad de un asesino en serie, nos dice que la llevó a su cuadra, que la dió de beber y que la dijo que la iba a matar, la prostituta calló y Jose con un hierro la mató de un golpe. ¿Por qué la mató, que impulso le llevó a ello? Sencillamente según nos dice, fue un arrebato, unas ganas de matar por matar, no por el estado de embriaguez que por lo que nos cuenta debería llevar y que no llevaba, sino por eso, por la sed humana de matar y matar, por instinto.

Hablar de un asesinato, hoy, nos parece aberrante, pues más allá de un cuerpo hay una mente con sentimientos, en definitiva, un ser humano con todos los derechos del mundo a vivir, nadie es quien para decidir sobre la vida de los demás, no por tradición política, sino porque antes del ser humano, ya existía el derecho fundamental de la libertad. Sin embargo, como si de una caja de Pandora se hubiere abierto con la llegada del ser humano, la libertad quedó empañada por un instinto que ya existía, el del asesinato, aquel impulso que nos permitió defendernos de los depredadores y de nuestros rivales para evolucionar. La caja de Pandora solo hizo que el asesinato cobrará tintes políticos, que fuese justificado matar a alguien y encima, para vergüenza de la historia, ampararse en el derecho, en aquel derecho que defiende a las personas dentro del estado por su bien.

Entonces la pregunta que me hago,¿hasta donde debe llegar el estado para regir quien o quienes son inocentes, y quien o quienes son culpables?,¿deben adquirir las decisiones de unos pocos, o de una mayoría carácter universal y por ende aplicarse a las cuestiones competentes en todo estado de derecho? Pienso que no, dado que al igual la palabra, la verdad es relativa, beneficia a unos y perjudica a otros, no adquiere una valided en el seno de la propia comunidad salvo dentro del individuo. Entonces no debemos declarar a Jose Carnero inocente, debemos considerarle culpable dado que es él mismo quien ha declarado que él fue el asesino. No debemos ampararnos en la decisión de unos pocos, en este caso el populacho que le ha juzgado, pues nuevamente nos encontramos con la temática de si es real lo que percibimos o solo es una ilusión. Esto es, que en este caso, cada uno ha querido ver lo que ha querido ver, y que si a ello, a su burdez le sumamos que el individuo no tiene conciencia individual, sino que por azares de la evolución la tiene respecto al grupo, entonces nos encontramos con presión y falta de decisiones propias en cuanto a este tipo de asuntos se compete. Hemos de cuestionar la validez de la autoridad del estado, de desafiar sus mal llamadas verdades y con ello decisiones.

Se nos plantea el problema que a Sofocles se le planteó en la antigüedad con Antigona, sobre sí es justo aunque justificado lo que por decisión de un grupo así se declare, o por el contrario, no lo es. Pues igualmente que el asesino estaba equivocado en su crimen, el grupo también puede haberlo estado. Pero sin embargo aquí hay una víctima, una persona que ha muerto para que su asesino tres años después sea absuelto. Entonces a quien debemos juzgar no es al asesino, debemos juzgar a la víctima, a los hechos que la condujeron a su fatal destino y así conocer quien fué su asesino. Y como tal, la víctima ha hablado, ha hablado por boca de quien la mató, Jose Carnero. Entonces si él mismo se ha declarado culpable, sin arrepentimiento, es ahí donde la justicia si realmente sigue siendo justicia, es donde debe investigar y condenar sin piedad a una pena justa para con la víctima a este señor.

Y para terminar. El caso de Jose Carnero, no es el caso de un vulgar asesino, es el caso de una bestia liberada sin remordimientos, y que encima es amparada por el propio estado. Es el caso de una situación que se está extendiendo a todo el pueblo español en general, el ampararse bajo los derechos y los “derechos” como forma de justificar lo injustificable. No hay disciplina, no hay educación individual, a nuestros jóvenes se les educa para servir al estado y formar parte de un grupo, y sí lo que ellos hacen es permitido por el grupo, entonces da igual lo que ellos hagan, la educación que les estamos dando erra en lo principal y que no hace pero que debería hacer:No crear una persona, un buen ciudadano que se amparé en la sociedad, en la masa, sino en crear un ser, un ser que sea consciente de sí mismo, de sus acciones, y que por lo tanto sepa distinguir entro lo justo para sí mismo, y lo justo para los demás, en ningún momento en lo justificable para los demás. Nada hay que pueda ser más justificable que el asesinato, tal vez por ello sea el patrón de evolución de nuestras sociedades y esté marcando su devenir hacía el fin, hacía un fin en el que el asesino se vuelve el estado mismo para consigo mismo.

En fin...

Noticia de donde a raiz de ello he escrito el artículo:

http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2011/02/02/0003_201102G2P9991.htm

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