miércoles, 10 de diciembre de 2008

EL CONSTANTE PERECER DE NUESTRA CULTURA


Tristes esloganes invaden nuestras vidas de hoy día que parecen marcarnos desde el resurgir de el astro rey en el horizonte hasta su morir en el mismo.Esloganes que hacen de nosotros meros consumidores y sujetos destinados a la idea judeo-cristiana de producir sin saber ni sentir realmente lo que ello conlleva en nosotros. Solamente tal vez por la imperiosa necesidad de hacerlo por único motivo de subsistir y la no menos e inquietante de buscar la felicidad rápida en el consumismo representado en cultura rápida o llamemos lo mejor cultura de mierda. Que básicamente se diviniza en los famosos autores de nuestra época con novelas en el mundo literario que se reducen a ironias con respecto al pasado y manipulaciones de este, como los misterios de los Templarios, las profecias Mayas, o las sectas que impulsaron el desarrollo de ciertos movimientos ideológicos como los masónicos o iluminati surgidos en la sociedad británica de la época del siglo XVIII con fines de los que autores como Dan Brown han hecho que nos parezcan incrédulos. En cambio estos cambios para nada han afectado a géneros como los viejos autores clásicos fundamentales en toda construcción intelectual y ejercicio de funciones relacionadas con la cultura( europea), pero su detrimento por los intelectuales o la prolongada rebelión de la juventud que insiste cada vez más en negarles y abocarles a su extinción con su no menos descarada intención de borrar un pasado de las mentes colectivas sin leiv motiv alguno.
Pero si hablamos de la música entonces nos encontraremos como la vieja y apacible música aquella tan sentimentalista y viva de Bach, Vivaldi, Mozart o los viejos sonidos celtas o más allá en los inicios del embrión europeo, han sido sustituidos por la música estridente de hoy en día que no transmite valor alguno de formación para el individuo salvo de incitación a un consumismo exagerado que en vano es la meta de todos los individuos en vano de buscar unos momentos de felicidad que se transmiten en angustia, sumada a ello la tristeza de buscar erróneamente su individualismo en ello.Por no hablar de la incitación a el consumo de drogas y alcohol, mundos en los que nuestra corrompida juventud se mete para como ellos dicen "olvidarse del día a día", pues este es una tortura para ellos, en una sociedad que les priva de su realización como personas y estira más y más esta cuerda del mal llamado tecnocraticismo que anula a las personas transformándolas en meras unidades de trabajo.

Pero en fin, esta noche rezare a los dioses suplicando un nuevo amanecer que a mi pesar cada día veo más y más negro por la falta de voluntad de las personas de salir de este trance de destrucción.Pero me queda el consuelo de que tal vez algún día las cosas cambien y se produzca lo que Nietschze tanto citaba, después del ultimo hombre, vendrá el renacer de el super hombre.

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